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Para la defensa lo hizo “por necesidad”. Aludió que es madre de seis hijos -tres de ellos menores de edad- y que tiene bajo su cuidado una nieta de 6 años a la que mantiene con una pensión.
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Curiosamente, cinco días después del robo en la iglesia, se presentó en tribunales acompañada de su abogado, para participar de otra audiencia por un hurto cometido el año pasado.
Erica Carina Loseco entró a la sacristía de la Basílica de Guadalupe la noche del 21 de septiembre pasado, y aprovechando los festejos que se realizaban afuera por el Centenario de la casa parroquial, saqueó el equipaje que habían dejado los músicos de la Orquesta Sinfónica y miembros del Coro Polifónico provincial, que en ese momento estaban en escena.
La mujer, de 39 años y con antecedentes penales condenatorios en la materia, fue identificada gracias a las cámaras de seguridad de la iglesia, cuyos videos fueron aportados como evidencia a la fiscalía y tuvieron amplia repercusión en los medios locales que los difundieron.
Una semana más tarde, efectivos del Departamento de Investigaciones de PDI llegaron hasta su domicilio del barrio Santa Rosa de Lima para detenerla. El 30 de septiembre fue llevada a tribunales, donde la fiscal Milagros Parodi le imputó el robo a la Basílica de Guadalupe, pero además le atribuyó otros cuatro episodios delictivos que encuadran en la figura legal del “hurto”.
Otras imágenes
A las cámaras de seguridad de la Basílica se sumaron otras imágenes que dieron cuenta de una seguidilla de hurtos, cometidos entre el 11 de marzo y el 21 de septiembre de este año, en diferentes centros de concentración de personas, como un sanatorio, iglesias y un teatro. Además, el 28 de septiembre, cuando le allanaron su casa de pasaje Quiroga al 2000, le secuestraron seis celulares y otros elementos de interés a la investigación.
El abogado de Loseco, el Dr. Daniel Rocca, confirmó que la fiscalía ofreció como evidencia “las cámaras de filmación de una conocida casa de cambio de la peatonal, además de los dispositivos fílmicos con los que cuenta el Servicio de Emergencias 911 y el Centro de Monitoreo de la Municipalidad”, en los que se advierte la presencia de la mujer en situaciones comprometedoras.
En cuanto a los hecho endilgados, Rocca enumeró los cinco: “Un hurto en la parroquia Nuestra Señora de Fátima el 11 de marzo de 2018; otro el 28 de junio en el Sanatorio Santa Fe; un tercero en el teatro de ATE-Casa España, donde sustrajo una mochila el 6 de agosto; el 10 de agosto por la sustracción de una cartera en la parroquia Nuestra Señora de Luján de avenida Aristóbulo del Valle; y finalmente el 21 de septiembre en la Basílica de Guadalupe”.
Pulsera electrónica
La fiscal Parodi solicitó la prisión preventiva para Loseco, sin embargo, la defensa propuso que fuera alojada en su casa, atento a sus “condiciones personales” que la ubican en su rol de sostén de familia con menores de edad a cargo.
Finalmente el 2 de octubre, al momento de celebrarse la audiencia cautelar, el juez penal Rodolfo Mingarini le concedió el beneficio, e hizo lugar al pedido de colocación de una pulsera electrónica para su monitoreo.
“La necesidad la llevó a hacer este tipo de hechos”, afirmó el defensor Rocca, quien agregó que “nunca rompió nada, ni lastimó a nadie”. Es por eso que “en la audiencia de prisión preventiva y atento a sus condiciones personales la defensa solicitó una alternativa a la prisión común y pidió que sea en domiciliaria con pulsera electrónica”. Además, contó que Loseco es madre de seis hijos, tres de los cuales son menores de edad y tiene una nieta de de 6 años a su cargo. Y para mantener a su familia “cobra una pensión”.
Con antecedentes
Una muestra de la falta de reparos que tuvo Loseco para emprender su empresa delictiva, radica en los antecedentes condenatorios con los que cuenta. El 13 de junio de 2017 fue sentenciada a 3 meses de prisión en suspenso por un hechos de hurto, según la resolución dictada por el juez penal Eduardo Pocoví.
Pero lo más curioso del caso es que mientras los investigadores trataban de determinar su identidad, la ladrona de la Basílica se presentó a los tribunales locales, donde había sido citada para una audiencia multipropósito el 26 de septiembre, por otros delitos posteriores a la condena, pero previos a los imputados por la fiscal Parodi cuatro días después.
En dicha audiencia, a la que acudió acompañada por su abogado Rocca, el juez penal Jorge Patrizi le dictó una nueva condena, ésta vez a 3 meses de prisión, pero de cumplimiento efectivo. Sin embargo, como llegó a la audiencia en libertad, abandonó el edificio en la misma condición, ya que su detención debía efectuarse recién al momento de notificada la sentencia. Pero antes de recibir la cédula, la volvieron a detener por los hechos antes descriptos.
Si bien “hoy se encuentra en su domicilio particular”, posiblemente en un futuro no muy lejano dicha situación podría revertirse y terminar tras las rejas, siempre y cuando se dicte una nueva sentencia, que “la convertiría en reincidente”, explicó el abogado.