El Tribunal Oral Federal (TOF) porteño N° 3 condenó ayer con penas de hasta 17 años de prisión a 10 de los 12 acusados que llegaron a juicio por el denominado Operativo Sapucay en la localidad de Itatí, la causa judicial que puso al descubierto las conexiones y vínculos entre una poderosa banda narco y funcionarios políticos, judiciales y policiales.
El tribunal consideró jefe de la organización al sindicado capo narco de Itatí Carlos “Cachito” Bareiro, a quien le aplicó una condena de 17 años de prisión. Asimismo, fue condenado a pagar una multa de 33.000 pesos.
Alejandro Ramón Gayoso fue condenado a 8 años de prisión y una multa de 14.000 pesos; el comisario de Itatí, Diego Osvaldo Ocampo Alvarenga, a 9 años y 6 meses de prisión e inhabilitación; Carlos Luis Romero, a 7 años de prisión y multa de 12.000 pesos; Ezequiel Arnaldo Saucedo, a 8 años y 6 meses de prisión y multa de 14.000 pesos.
También fueron sentenciados Melanio Mareco Vargas, a 8 años de prisión y multa de 14.000 pesos, Jorge “Chaquito” Espinoza, a 8 años y 6 meses de prisión y multa de 14.000 pesos, y tras una condena de 7 años de prisión dictada en Corrientes, Eduardo Espinoza recibió una pena única a 10 años de prisión, así como una multa de 14.000 pesos.
Fueron absueltas Silvina Soledad Ayala y Angélica Viviana Saucedo, quienes permanecían en prisión domiciliaria y en el transcurso del juicio quedaron en libertad.
Tenés que leerVolvieron a postergar el final del juicio de la megacausa SapucayLos policías federales Rubén Ernesto Ferreyra y Carlos Víctor Lopez recibieron condenas a 9 años de prisión cada uno, así como fueron inhabilitados por el tiempo que duren las penas.
En tanto que el cordobés Edgardo Javier Coria fue condenado a 6 años de prisión y una multa de 7.000 pesos.
Antes de que el tribunal se retirara de la sala para deliberar, algunos imputados decidieron hablar.
Alejandro Gayoso relató a los jueces una serie de circunstancias del allanamiento en su casa y repasó su pesar por el alejamiento de su familia. “Gracias a la experiencia que decían los gendarmes que yo tenía, dejé abandonada a una criatura de seis meses, otra de cuatro años y destruyeron toda mi familia, es lo único que consiguieron. Pidieron sobornarme con seis años y le dijeron a mi abogado que si yo no firmo la próxima van a pedir más años, ¿dónde está la droga que agarraron en mi casa?´No sabíamos que tenía familia´, me dijeron. Yo soy carpintero, no narcotraficante”.
Además, Gayoso dijo que “gracias a las mentiras de la fiscalía, estoy preso hace cuatro años y seis meses, cuando dicen que uno es inocente hasta que se demuestra lo contrario estoy represo acá. No se más como mentirles a mis hijos cuando me preguntan cuándo voy a volver.”
Ezequiel Arnaldo Saucedo consideró que el “único delito” que cree haber cometido es avisar a su padre que lo estaban buscando. “Si mal no recuerdo el 15 de septiembre de 2019 la fiscalía me ofreció tres años y seis meses, y le dijeron a mi abogado que si yo no firmaba en el juicio iban a pedir más años;me acusan de un delito que jamás cometí. Es totalmente falso lo que la fiscalía dice sobre mí (...) El único delito que habré cometido, según la fiscalía, y es cierto, fue avisarle a mi padre que la Gendarmería lo estaba buscando. ¿Por qué hice eso? Porque tuve mucho miedo a que a él le pudiera pasar algo. Me hicieron perder gran parte de mi juventud: caí preso a los 21 años y estoy por cumplir 26”, se lamentó Saucedo.
“La consecuencia de esto es haber perdido a mi familia, tengo un hijo de 5 años y nunca pude disfrutar de él. Me arrebataron lo más lindo de la vida que es ver crecer a un hijo, lo veo solo 10 minutos por videollamada cada 15 días o una vez al mes”.
Y añadió: “También le quiero hablar sobre mi madre, que pelea todos los días por su vida y me da mucha tristeza no poder estar con ella y abrazarla para decirle lo que la quiero porque tiene una enfermedad muy grave que es el cáncer”.
Carlos Luis Romero dijo que está “preso hace 4 años y medio por la interpretación de unos gendarmes. El primer día que me detuvieron me dijeron: ‘Vos estás acá por darle información a un policía’. ¿Es un delito eso? les pregunté y me respondieron ‘eso tenés que hablar con un juez’. No hace falta ser juez para darse cuenta de que es una película que tenían en la cabeza. Soy inocente, por eso afronte este juicio. Nunca fui narco, cometí un error, sí: darle información vaga a un policía. Considero que es un error, pero nunca fui narcotraficante. (...) Me secuestraron un vehículo que compré por mi trabajo, está pudriéndose y no encontraron ni el olor a marihuana”.
A su vez, el exjefe de la Comisaría de Itatí, Diego Ocampo Alvarenga, expresó su “total desacuerdo con las acusaciones”, reclamó su libertad, dijo ser inocente y afirmó que en la cárcel se enfermó de coronavirus a lo largo de 14 días en los que “la pasé mal”, dijo. “En una de esas noches en que la pasé tan mal, sinceramente, pensé que me moría, que no iba a amanecer”, relató, en momentos en los que se quiebra en llanto. Asimismo, agradeció a su familia y rechazó por “maliciosas” las afirmaciones vertidas que, dijo, surgieron en la investigación sobre su vida familiar.
También reveló que estudia la licenciatura en Comunicación Social y que está en la mitad de la carrera.
El policía federal Rubén Ernesto Ferreyra, quien también mencionó haberse contagiado de covid en la cárcel, aseguró que su “error” fue “viajar al procedimiento del camión”, en referencia a un operativo en el que se lo acusa junto con otro policía federal, Carlos Víctor López, de intervenir ilegalmente para quedarse con una carga de marihuana que luego sería vendida a una banda de contrabandistas de droga. En ese sentido dijo que otro error que se le adjudica es “no obedecer las órdenes del juez de Lomas”, quien estaba a cargo de la investigación sobre ese vehículo seguido por Gendarmería y que los federales anticiparon su secuestro.
Además remarcó: “No sé quién puso droga en mi oficina, porque hacía un mes que no iba”. Vale señalar, en la oficina de Ferreyra, ubicada en la delegación de la costanera correntina, se hallaron panes de marihuana que no estaban registrados entre las incautaciones de la fuerza. En tanto, Carlos Víctor López remarcó: “No tengo absolutamente nada que ver con ninguna banda”, pidió su absolución y repasó su devenir en la cárcel, donde completó sus estudios primarios y secundarios, dijo haber cursado 280 horas de capacitaciones en las que se formó en electricidad y redes, y lamentó no poder seguir llevando a sus hijos a la escuela.