Joaquín Fidalgo
jfidalgo@ellitoral.com
Anoche se realizó una nueva marcha y casi todo el pueblo participó. Los manifestantes pidieron “justicia” y más seguridad. Liberaron a los cinco sujetos que habían sido demorados por la causa.
Joaquín Fidalgo
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“Se calentó el ánimo de la gente anoche. Más personas y más enojadas participaron de la marcha, que a pesar de todo fue pacífica”, aseguró un testigo de la nueva manifestación multitudinaria, que se realizó en las calles de Villa Guillermina para pedir justicia por el doble crimen ocurrido el fin de semana. “Esta vez, además, se escucharon muchas quejas y hubo reclamos para que mejore la seguridad en el pueblo.
Necesitamos más policías, porque por la noche queda uno solo y se encierra en la comisaría”, puntualizó.
Casi unos tres mil habitantes de esa muy pequeña localidad del noreste provincial (en el departamento General Obligado) se volcaron a las calles. Familiares, amigos y conocidos de las víctimas manifestaron su honda preocupación, no sólo por el trágico episodio reciente, sino por la ola de inseguridad que -aseguran- los golpea desde hace bastante tiempo.
“La sensación es que no se está investigando de la mejor manera. Las horas pasan y sabemos que el tiempo beneficia a los delincuentes. Los cinco sospechosos que habían sido demorados y llevados a la comisaría ya fueron liberados. No hay absolutamente nada contra ellos. O sea que no hay ningún detenido hasta el momento”, señaló un vecino.
La “explosión” social de la comunidad guillerminense se desencadenó este fin de semana, luego de conocerse que un matrimonio del pueblo había sido brutalmente asesinado.
Siguen trascendiendo detalles escabrosos sobre los crímenes. Se supo, por ejemplo, que una de las puñaladas que recibió Sara Cubercino (57) en el pecho fue aplicada con tanta violencia que le provocó fracturas en tres costillas. Como se recordará, además de las heridas de arma blanca, la mujer sufrió un fuerte golpe que le provocó severas lesiones en la cabeza. Su marido, Ramón Argentino Rodríguez (de 56), fue acuchillado aproximadamente 40 veces, en distintas partes del cuerpo.
Los médicos forenses habrían determinado que ambos fueron asesinados entre la noche del sábado y la madrugada del día siguiente, dentro de su propia casa. Sus cadáveres fueron hallados por familiares y vecinos que llegaron a la escena del crimen alertados por una de las hijas del matrimonio.
La joven, Marisel Rodríguez, cumplía ese domingo 30 años y para festejar esperaba ese mediodía a sus padres en Corrientes, donde se domicilia y ejerce su profesión de médica.
Algunas versiones indican que cámaras de seguridad cercanas lograron captar las figuras de tres sospechosos, pero no hubo confirmación oficial al respecto.
Además, se presume que los criminales ingresaron por la puerta principal, sin ejercer violencia. También se supo que Rodríguez había perdido dos días antes las llaves de su vivienda, mientras trabajaba en su autoservicio ubicado en el terreno lindero. El negocio, llamado Marisel, es uno de los más importantes de la localidad. Tanto el hombre como su esposa trabajaron duro para construirlo, luego de arrancar desde “muy abajo”, según recordaron algunos de sus clientes. “Cuando comenzaron, vendían ‘bolsas de papa y cebolla’, como se dice habitualmente”, dijo uno de ellos.
Estiman que dos de los malvivientes entraron al inmueble para concretar el asalto, mientras que el tercer cómplice distraía a los perros en otro sector de la propiedad; también que los delincuentes sabían sobre la existencia del dinero (serían 800 mil pesos) y dónde estaba oculto.