Joaquín Fidalgo
jfidalgo@ellitoral.com
Jorge Toffolini sigue reclamando justicia por el crimen de su hijo, asesinado por asaltantes en las calles de barrio San Martín.
Joaquín Fidalgo
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Mañana se cumplen dos años del crimen de Esteban Toffolini. Tenía 29 años cuando fue asesinado por asaltantes que le robaron la moto. No tuvo oportunidad. Fue emboscado en las calles de barrio San Martín cuando se dirigía a la casa de su familia, para festejar el cumpleaños de su padre. Un balazo de una pistola de grueso calibre le rompió sus libros de estudio (tenía la mochila puesta al revés) y también su pecho. Alcanzó a caminar unos pasos por la cuadra de calle Espora al 4200, antes de caer muerto.
Jorge Toffolini llega mañana a los 65 años. Hace dos años que no festeja su cumpleaños, ni nada.
Hace dos años que siente la injusticia en su carne viva. Hace dos años que lucha por mantener su esperanza en la Justicia y las instituciones. “Las últimas novedades en la causa se produjeron a principios del año pasado. No fueron muchas y no sirvieron. Hoy hablé con el fiscal regional Jorge Nessier y con otras personas del Ministerio de Seguridad, pero no hay nada. Tengo la sensación de que ya no hay nadie investigando la muerte de mi hijo. No sé si será por la cantidad de crímenes”, se lamenta.
Este hombre recorrió mil veces la zona donde Esteban fue asesinado. Habló con los vecinos. Muchos señalan a un conocido delincuente que hace de las suyas en esa parte de la ciudad, acompañado por un secuaz. “El problema es que nadie quiere aportar datos ante la Justicia.
Nuestro sistema expone al testigo, lo castiga. Eso tiene que cambiar, para que la gente se anime a enfrentarse a delincuentes como estos”, reclamó.
Amenazado
La “investigación paralela” de Jorge molestó a personajes nefastos del barrio. “Tiempo atrás, hacía compras en una verdulería de Las Flores, cuando alguien se arrimó desde atrás y me susurró al oído: ‘A vos también te vamos a matar’. Quedé perplejo. Cuando me dí vuelta, quien me había amenazado ya había desaparecido. Da mucha impotencia todo esto”, aseguró.
“Mi hijo era un tipo buenazo. Quería progresar, siempre por la suya. Había hecho cursos como socorrista y había ido a desempeñarse en España como guardavidas un tiempo. Después volvió. Trabajaba por la mañana en Extensión Universitaria y por la tarde estudiaba Archivística. Era un buen hijo y un buen hermano. Cuidaba mucho a su hermano discapacitado. Yo hablo de él y todas las emociones me recorren el cuerpo. Era un muchacho muy bueno”, describe Toffolini con la voz entrecortada.
“Tengo mis dudas de que este caso finalmente se esclarezca. Quiero mantener mi esperanza. Y hago un especial pedido al gobierno de la provincia: que ponga firme voluntad política para resolver el problema de la inseguridad. Yo no culpo al gobernador por lo que le pasó a mi hijo, pero hay que evitar que le pase lo mismo a otras familias. Es inaudito lo que está pasando. Un crimen tapa a otro. En esto tiene que ver mucho el funcionamiento de las instituciones, que hoy no es el óptimo. Hay dos temas que son fundamentales y requieren el tratamiento: la protección de testigos y la figura del arrepentido. Creo que con estos dos elementos, sería más fácil hacer justicia.
Acto
Esta tarde, a partir de las 18.50, en el Instituto Superior N° 12 -donde estudiaba Esteban- se realizará un acto para recordarlo.