Jueves 31.12.2020
/Última actualización 16:14
La mañana del pasado domingo 30 de agosto, un grupo de policías logró apresar en Santa Rosa de Lima a un hombre sindicado como el principal sospechoso de dar muerte a Rafael Espino (62) su esposa Mónica Rampazzo (57), y el hijo de ambos Rodrigo, que por entonces tenía 35 años.
De este modo comenzó el fin de una pesadilla iniciada la noche del 20 de octubre de 2018, cuando los cuerpos sin vida de los esposos fueron hallados en el interior de la casa que habitaban en Francia al 1100, esto es, en el corazón de barrio Sur.
En aquella fatídica jornada los investigadores también se toparon con una dramática escena, al descubrir que en otra dependencia del inmueble estaba agonizando Rodrigo Espino, el hijo de la pareja, quien padecía parálisis cerebral, discapacidad motriz y no podía valerse por sus propios medios.
El joven estaba en condición crítica por un cuadro de deshidratación y al cabo de tres días, falleció en el hospital Cullen.
El Litoral fue el único medio que pudo acceder al interior de la vivienda donde se consumó la masacre y constató que -por el contrario a lo que decían las autoridades- había suma evidencia de que en el lugar se había consumado una acción violenta y despiadada.
Paredes manchadas con sangre, un gran desorden en distintas dependencias de la casa, sobre todo en los dormitorios, cajones forzados y tirados por el suelo, el faltante de una importante suma de dinero en dólares y la Renault Duster propiedad de Espino, eran la prueba irrefutable de que la familia había sido atacada.
"Muerte súbita al unísono por causa indeterminada", decían desde la Justicia. "Se nos burlan en la cara", aseguraban con contundencia los familiares de las víctimas.
Unos días antes de cumplirse los dos años del hecho, apareció la primera luz entre las sombras.
Esto fue cuando se conoció el resultado de los estudios realizados a los órganos de las víctimas, los que fueron enviados en primer orden al Cuerpo Médico Forense de Rosario y posteriormente a Buenos Aires, los que determinaron que los esposos habían perecido por "asfixia".
Ya con esta nueva prueba incorporada se fortaleció la pista sobre un hombre que realizó en aquel tiempo trabajos de pintura y que podría estar involucrado con la muerte de la familia.
Atento a ello se comenzó con la fase de localización del sospechoso por parte de la "sección Capturas-AIC", determinándose que el mismo se encontraba habitando actualmente en una vivienda del barrio Santa Rosa de Lima, mas precisamente en las intersecciones de calles Lisandro de la Torre y Estrada, donde finalmente fue detenido.
Apenas 24 horas después el sospechoso, identificado como Omar Albornoz fue imputado y más tarde la jueza de Santa Fe, Sandra Valenti ordenó la prisión preventiva para el pintor acusado no sólo como coautor del doble crimen de Espino, empleado del Tribunal Electoral, y de Rampazzo, jubilada del Ministerio de Educación, agravado por criminis causa (es decir cometer un delito para lograr impunidad por otro) sino también por el abandono de persona seguido de muerte de Rodrigo.
Archivo El LitoralSe aprovechó de la confianza
En su momento la fiscal del caso Ana Laura Gioria se refirió a la investigación y explicó: "Recién pudimos avanzar con la detención e imputación del hombre investigado cuando nos llegó el resultado de las pericias realizadas a los órganos de las víctimas por los médicos forenses de la Nación donde confirmamos que se trató de una muerte violenta, y que fue producida por asfixia".
Gioria también contó que "el imputado entraba habitualmente a la casa de las víctimas a raíz de tareas de pintura que había desarrollado en el lugar. En ese contexto se aprovechó de la confianza que había logrado con el matrimonio. Así fue que ingresó con otra persona, redujeron a las víctimas y les quitaron la vida".
La hipótesis de la Fiscalía sobre el móvil fue la misma desde el primer día, ya que indicó que "todo el accionar delictivo fue con el objetivo de apropiarse ilegítimamente de dinero en moneda extranjera que había en la casa y del vehículo de la familia".
La funcionaria del MPA destacó la importancia de una medida realizada en relación al teléfono del imputado. "Fue gestionada ante la dirección de Asistencia Judicial en Delitos Complejos y Crimen Organizado (Dajudeco) del Poder Judicial de la Nación, y esto permitió circunscribir el lugar en el que está un celular al momento de registrarse que recibió una llamada".
En ese marco, el resultado de la pericia determinó que el aparato del pintor "estaba en adyacencias del domicilio del matrimonio alrededor de las 16 del sábado 20 de octubre de 2018", concluyó la investigadora en referencia al día en que se cometió el doble homicidio.
También queda claro que el pintor no actuó solo, sino que contó con la colaboración de un cómplice.
Esta novedad surgió luego del aporte de un supuesto testigo, quien reveló que Albornoz le habría confesado la autoría del robo del dinero y de la Renault Duster, hechos que habría consumado junto a un compinche.
"Estoy convencida de la participación de otra persona"
"El caso Espino / Rampazzo si bien estamos encaminados, no lo considero resuelto en absoluto. Esto es así, porque estoy convencida de la participación de otra persona. Además no lo voy a considerar resuelto hasta tanto no haya una condena firme
Está claro que se avanzó mucho. No obstante queda un gusto amargo por el tiempo que transcurrió. Fueron dos años muy duros. Estábamos supeditados a los estudios científicos. Yo sé que esas explicaciones no son suficientes para la familia de las víctimas.
Muchas veces sentí frustración hasta que finalmente pudimos avanzar". (Fiscal Ana Laura Gioria)