Viernes 28.8.2020
/Última actualización 6:47
Una absolución y una condena a la mitad de la pena solicitada sorprendió a la fiscalía que llevó a juicio a Gladys Amarilla (56) y María Celeste Benítez (30) por el homicidio de Gisela Guadaupe Aguirre. La petición era de 25 años de prisión para ambas, pero el tribunal no dio por acreditada en su totalidad la teoría del caso presentada por la acusación.
Los jueces Gustavo Urdiales, Rosana Carrara y Rodolfo Mingarini dieron a conocer su resolución el mediodía del miércoles, en la que absolvieron a Amarilla por el principio "in dubio pro reo" (ante la duda, a favor del acusado) y condenaron a Benítez a 13 años por la "coautoría" del hecho. El fallo fue dividido -por mayoría- en cuanto a la absolución, y unánime con respecto a la responsabilidad de la menor de las imputadas.
Aún no se conocen los fundamentos, pero las fiscales de Homicidios Cristina Ferraro y Ana Laura Goria adelantaron que, en principio, presentarían un recurso de apelación. La acusación se basó en el relato de dos testigos oculares cuyas declaraciones fueron "sólidas y contundentes" para la fiscalía, y atacadas duramente por parte de las defensas, que dudaron de la veracidad de sus dichos.
Si bien Benítez se autoincriminó ante la policía la misma noche del homicidio, el 1° de noviembre de 2018, cuando una horda de vecinos enfurecidos intentaba acceder a su vivienda de Lavalle al 8100, fueron las mujeres que viven del otro lado de la calle quienes dijeron haber observado la mecánica del hecho y apuntaron la investigación hacia Amarilla.
Durante la segunda jornada del debate, ambas explicaron al tribunal lo que presenciaron: que en la vereda Gisela discutía con Amarilla, que luego le colocó los brazos en la espalda para restringir sus movimientos y dejarla indefensa ante el ataque de Benítez, que utilizó una cuchilla para "hincarla".
Sin embargo, los defensores Martín Risso Patrón y Matías Pautasso consideraron que el relato en cámara Gesell de uno de los hijos de la víctima exponía cómo sucedieron realmente los hechos, poniendo en jaque las declaraciones de las vecinas y, por ende, la solidez de la acusación contra su clienta, Galdys Amarilla. El niño vio a su mamá discutir con la "señora mayor" a quien empujó, haciéndola caer y golpearse la cabeza con una llanta de camión que había en el suelo, donde permaneció tirada mientras "el hombre" y la señora "joven" atacaron a Gisela.
En el caso de Benítez, quien declaró al comienzo del juicio y admitió ante el tribunal que apuñaló una vez a su vecina -cuando el cuerpo presentaba 13 heridas cortantes-, pero que luego de eso no recuerda nada, su defensa apuntó directamente al ex marido de ella e hijo de Amarilla como el verdadero asesino.
La Dra. Andrea Alberto, del Servicio Público Provincial de la Defensa Penal, se basó en que su pupila recordó ver al padre de sus hijos sosteniendo la cuchilla momentos después del ataque y en que el análisis de ADN al arma homicida determinó que esta presentaba dos rastros genéticos: el de la víctima y el de un hombre.
Este resultado, sumado a la declaración del menor en cámara Gesell, señalan fuertemente al hombre que, según Benítez, "se borró del mapa" luego de que comenzara la investigación por la muerte de Gisela. Lo expuesto por las defensas claramente implosionó la teoría del caso de la fiscalía y ahora resta esperar los fundamentos del fallo del tribunal, que se darán a conocer en los próximos días.