Danilo Chiapello
dchiapello@ellitoral.com
Gustavo Pueyo (50) es el propietario de la casa donde la policía ingresó por error la semana pasada. No obstante el susto perdura, al igual que las puertas rotas.
Danilo Chiapello
dchiapello@ellitoral.com
“Antes que nada, quiero dejar en claro que soy el propietario del inmueble ubicado en 4 de Enero 2200. Allí vivo con mi familia desde hace 16 años. Todos somos personas de bien y de trabajo. Jamás hubo un ‘okupa’, ni nada parecido”, dice Gustavo Pueyo (50), mientras recuerda uno de los momentos más traumáticos que le tocó atravesar.
Los dichos de Pueyo refieren a lo que pasó en la mañana del viernes de la semana pasada, cuando un grupo policial, que buscaba a un malviviente que terminaba de cometer un asalto, irrumpió violentamente en su vivienda.
Claro que en el interior de la casa no había ningún ladrón. Sólo estaba su hija (una adolescente, de 14 años) lógicamente aterrorizada por semejante aparición de hombres armados, encapuchados, a los gritos y los golpes. En dicha circunstancia, la menor fue hallada oculta dentro de un ropero. Por fortuna, los reflejos de los uniformados funcionaron y rápidamente cayeron en la cuenta de que estaban en el lugar equivocado.
No obstante el susto padecido por la jovencita llevará bastante tiempo para superar. Al igual que los destrozos de la vivienda, que aún permanece con daños en dos de sus puertas.
* Como siempre ocurre, el paso del tiempo, aclaró del todo las cosas.
En concreto, se supo que los policías fueron inducidos al error por una persona que les aseguró que un delincuente se había refugiado en la casa en cuestión.
Sin embargo, hoy Pueyo se lamenta de que los uniformados no hayan apelado al sentido común. “Es vox populi que en ese sector de la cuadra hay problemas. Sólo tenían que agudizar un poco la mirada para darse cuenta de dónde estaba el inconveniente”, aseguró.
Ruidos en el patio
“Todo comenzó con un robo que hubo en la cuadra de mi casa. A una mujer le habían arrebatado la cartera. A eso de las 11, me llama mi hija diciendo que había visto un hombre en el patio y que escuchaba ruidos. Como siempre, hay en la zona albañiles, yo pensé que podía ser eso. Para tranquilizarla le comento eso y le digo que en dos minutos la llamo de nuevo para ver”.
“Cuando llamo de nuevo ya estaba llorando. Me dijo: te paso con la policía que está acá adentro. El hombre que ella había visto era un policía.
“Yo tenía el auto estacionado en la zona sur. Salí volando, pero no llegaba nunca porque estaba todo cortado. Imaginate mi desesperación. Cuando llegué me quise morir. Mi hija estaba presa de una crisis de nervios. Pregunté y me decían cualquier cosa. Que buscaban a un ladrón.
“Enseguida me di cuenta de que a la policía le habían pasado un dato equivocado. Le habían dicho que un ladrón había entrado a mi casa. Igualmente, imaginate el susto de mi nena. Entraron a los gritos y a los golpes. Rompieron las puertas y los vidrios. Mi hija, por el susto, se había escondido adentro de un ropero. Ella pobrecita, no sabía quién estaba entrando. Después los policías la encuentran, la hacen tirar al piso y la interrogan. Le preguntaban si había alguien con ella. Ella no entendía qué pasaba. Pero se dio cuenta de que esos hombres eran policías, entonces les pidió ayuda.
“Todo fue producto de una lamentable equivocación. Y ahora veremos cómo sigue todo.
En mi casa me hicieron arreglos provisorios. Me colocaron una reja con candado. Pero en concreto, sigo con las puertas rotas”.
Sentido común
“Lo que me molesta es que había muchos vecinos que le decían a la policía que el problema no era en mi casa, sino en otro lugar que la misma gente le señalaba.
Pero no le hicieron caso. Creo que usando un mínimo de sentido común se hubiesen dado cuenta, en el acto, de dónde estaba el problema. Es vox populi que en esa zona las cosas no están del todo bien”.
Por último, Pueyo se lamentó por el mal momento y sus consecuencias. “Debido a esta confusión mi hija atravesó por un momento sumamente traumático. Los días posteriores ni siquiera quería dormir en su casa. Por suerte está muy contenida por el amor de toda la familia y el apoyo que le dan sus amigas.
“Yo entiendo que pudieron haberse equivocado. Pero pido que presten atención a lo que dice el barrio. Es vox populi que en esa cuadra hay problemas. Todo el mundo sabe qué tipo de problemas y dónde están. Espero que tomen cartas en el asunto”, sentenció.