Este martes 26 de noviembre fue detenido en la ciudad de Buenos Aires uno de los presuntos autores del crimen del chofer de la línea K Marcos Daiola, ocurrido a comienzos de marzo en la zona noroeste de Rosario.
Fue detenido en un operativo realizado en la Villa 31, donde dio una identidad falsa. Tenía pedido de captura desde marzo pasado, luego del asesinato del colectivero Marcos Daloia, cometido en barrio Belgrano.
Este martes 26 de noviembre fue detenido en la ciudad de Buenos Aires uno de los presuntos autores del crimen del chofer de la línea K Marcos Daiola, ocurrido a comienzos de marzo en la zona noroeste de Rosario.
Fuentes judiciales y policiales indicaron a este diario que José Mauricio Maturano, quien se encontraba con pedido de captura sindicado como co-autor del homicidio del colectivero, fue detenido en la Villa 31 (ahora renombrado como barrio Carlos Mujica), ubicada en la zona de Retiro, al este de la ciudad de Buenos Aires, durante un operativo realizado por personal de la Policía Metropolitana de Buenos Aires.
Voceros señalaron que durante el allanamiento, donde se secuestraron más de medio centenar de bolsitas que contenían cocaína, Maturano dio una identidad falsa, pero fue identificado por sus huellas dactilares.
Maturano, que estaba prófugo desde hace más de 8 meses, será trasladado en los próximos días hasta la ciudad de Rosario, donde será sometido a audiencia imputativa por el fiscal Patricio Saldutti, de la Unidad de Homicidios Dolosos.
Alrededor de las 18:45 del jueves 7 de marzo, dos personas llegaron en una moto marca Honda Twister 250cc hasta la esquina de Mendoza y Guatemala, al oeste de barrio Belgrano. Quien iba al volante era Mauricio Maturano, y como acompañante iba Axel Herrera.
En esa esquina, Herrera se bajó y Maturano siguió su marcha hacia el norte por Guatemala. A las 18:49, simulando ser un pasajero, Axel abordó el interno 12 de la línea de colectivo K, que era conducido por Marcos Iván Daloia, en la parada de Mendoza y Guatemala. Tras abordar el rodado, el colectivo retoma la marcha, y Herrera, sin mediar palabras, le efectuó dos disparos de arma de fuego en la zona craneal.
Tras el ataque, descendió del colectivo en la esquina de Mendoza y México, y se dio a la fuga hacia el sur por México, hasta subirse a la moto que conducida por Maturano.
Luego, ambos fueron hasta una casa ubicada en Nicaragua al 2200, donde escondieron la moto y se cambiaron de ropa. Como consecuencia del hecho, el chofer fue trasladado de urgencia al hospital de emergencias, donde falleció casi 72 horas después.
El viernes 26 de julio se difundió un video con imágenes de las dos personas que supuestamente participaron del crimen del chofer de colectivos de la línea K. Casi 72 horas después, Axel Herrera se presentó en la sede de la Policía de Investigaciones (Lamadrid al 500, al sur de la ciudad de Rosario) y quedó detenido por orden del fiscal Saldutti.
El 1 de agosto, en el marco de la audiencia imputativa llevada a cabo en el Centro de Justicia Penal de Rosario, los fiscales Patricio Saldutti y Adrián Spelta dieron detalles sobre dos de los cuatro homicidios que formaron parte de la saga de crímenes que estremeció a Rosario a principios de marzo de este año, donde fueron asesinados dos taxistas, un chofer de colectivo y un trabajador de una estación de servicio.
El Fiscal Saldutti le atribuyó a Axel Herrera, junto a otras seis personas, entre ellas José Maturano, y a 4 menores (uno de 17, otro de 16 y los restantes de 15 años), junto a personas aún no identificadas, el «haber formado parte del grupo que ideó y perpetró una parte de los ataques armados destinados a generar temor y conmoción pública en la ciudad de Rosario tras la selección de objetivos sensibles como víctimas choferes de taxi; recolectores de residuos; choferes de colectivos; comisarías; farmacias; y estaciones de servicio; como respuesta a las modificaciones impuestas desde fines del año pasado en los regímenes de detención en las unidades penitenciarias, tanto a nivel provincial como federal, logrando tras el accionar conjunto atemorizar a la población en general».
Según la acusación, «con su accionar, los imputados tuvieron como finalidad infundir temor y conmoción pública, logrando atemorizar a la población de la ciudad de Rosario en general y a la comunidad de taxistas, choferes de colectivos y playeros de estaciones de servicios en particular, provocando el cese temporal de dichos servicios, quebrando la tranquilidad pública de la sociedad».
En el caso de Herrera, los fiscales le atribuyeron –además– el haber portado sin contar con la debida autorización legal, un arma de fuego calibre 380, que se utilizó para cometer el asesinato.
Entre el 5 y el 9 de marzo, Rosario fue sacudida por los asesinatos a tiros de dos taxistas (Héctor Raúl Figueroa y Diego Alejandro Celentano), un colectivero (Marcos Daloia) y un trabajador de una estación de servicios (Bruno Bussanich). En varios de esos hechos, además se dejaron notas amenazantes, con mensajes intimidatorios. Esa escalada de violencia derivó en paros de transporte y cierre de estaciones de servicio.
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