Francisco Díaz de Azevedo
El sujeto, de 43 años, había participado del asesinato de Alberto Burdisso en 2008, un hecho que cobró relevancia nacional por su brutalidad. Ahora cayó por violación.
Francisco Díaz de Azevedo
Marcos J. Brochero, de 43 años, fue detenido este martes en la localidad de Pérez, cuando la Agencia de Investigación Criminal fue a su encuentro, por una violación cometida recientemente en Cañada Rosquín.
La víctima, es una menor de edad de la mencionada ciudad del departamento San Martín y aunque no abunda la información sobre el hecho y desde fiscalía aún hay un fuerte hermetismo, se supo que Brochero está acusado por el delito de "abuso sexual gravemente ultrajante agravado".
El operativo en el que se aprehendió al imputado, estuvo bajo las órdenes del fiscal de San Jorge, Carlos Zoppegni, quien dio conocimiento al fiscal de Flagrancia de Rosario, Rodrigo Santana, quien por turno intervino en el caso.
Tras su detención, Brochero fue trasladado a la alcaidía de la Unidad Regional XVIII de la ciudad de Sastre.
Este sujeto, de 43 años, tienen al menos, un antecedente de renombre a nivel judicial. Marcos Brochero participó del crimen de Alberto Burdisso, perpetrado en la ciudad de El Trébol en el año 2008, que, por su alevosía, tomó relevancia nacional.
Junto a otros tres sujetos, fue acusado del siniestro asesinato de 'Burdi' como lo llamaban cariñosamente en El Trébol.
Burdisso tenía 60 años en 2008 y vivía solo en su casa de calle Corrientes al 400. No tenía familiares directos ya que su hermana desapareció en la época de la dictadura militar. Por esa pérdida, Burdisso había cobrado una indemnización del Estado de 240 mil pesos. Con ese dinero compró una casa, un auto, moto y otros bienes muebles.
La víctima se había rodeado de una serie de marginales, muchos de ellos con antecedentes penales, quienes lo entornaron para obtener réditos de la indemnización.
Estuvo 20 días desaparecido, hasta que fue encontrado sin vida, en el fondo de un viejo aljibe de una tapera de la zona rural, al nordeste de la ciudad, con todo el brocal encima.
Estudios posteriores, determinaron que Burdisso fue arrojado con vida en el pozo y que literalmente fue enterrado vivo. Alberto había sufrido un principio de asfixia y fuertes golpes en la cabeza, pero murió dentro del pozo. Lo habían llevado a ese campo engañado, con el propósito de buscar leña.
El hecho, conmocionó a la ciudad de El Trébol, que, durante 20 días, mantuvo una vigilia, que incluyó masivas marchas a la Plaza San Martín, pidiendo justicia.
Su despedida final, fue acompañada al cementerio local por un cortejo de más de 20 cuadras.