Joaquín Fidalgo
También fue arrestada su pareja. 68 personas que viajaban a México se enteraron que debían deshacer las valijas.
Joaquín Fidalgo
Un hombre a punto de jubilarse que sacó un crédito para llevar a su esposa y juntos conocer México, una pequeña de 11 años llorando sobre su valija armada y lista para viajar con sus tíos y primitos, una estudiante de arquitectura que trabaja para pagarse la carrera y logró ahorrar para cumplir su sueño... 68 ilusiones fueron destrozadas ayer en la pequeña agencia de turismo Maros de nuestra ciudad, ubicada cerca de la esquina de calles 1° de Mayo y Obispo Boneo. El contingente debía partir esta noche.
“Mi grupo fue el primero en enterarse. Éramos ocho: mi hermano, amigos y amigas. A las 14 nos llamó Marcela Arévalo, de la agencia, quien nos convocó para darnos unos papeles. Fuimos y después de charlar unos minutos nos dijo que tenía para darnos la peor noticia, que el viaje se suspendía, porque no tenía respuesta del mayorista al que le había pagado. En el momento me quedé sin palabras. Nos repetía lo mismo, que era un mayorista que ellos conocían y por eso se confiaron”, explicó ayer por la tarde Debora Pallé, de 31 años, una de las damnificadas, todavía shockeada.
A partir de esa hora, la información corrió por las redes sociales y los medios de prensa, a medida que las víctimas iban llegando al local para buscar respuestas. Escenas de nerviosismo, impotencia, dolor y bronca se fueron sucediendo y creciendo en intensidad a medida que pasaban las horas y la propietaria de la agencia no ofrecía respuestas claras.
La empresaria habló con algunos abogados que los damnificados presentaron, pero a ellos no les mostraron ningún tipo de comprobante de depósitos realizados a un mayorista. Al parecer, tampoco había denunciado la supuesta maniobra fraudulenta en su contra.
“Ella dice que fue estafada por un mayorista, pero no quiere mostrar tickets de que los pagos se hicieron. Dice que los vuelos fueron abonados, pero en realidad se cayeron las reservas. Los bouchers no están. El dinero no está. Ella pretende arreglar por grupos, para ver si va a hacer una devolución parcial del dinero en cuotas o si va a reprogramar viajes para otras fechas. No creo que nadie acá quiera volver a hacer una operación con esta persona”, señaló Antonella Novello, una de las apoderadas de las víctimas, a media tarde de ayer.
Impotencia
“Mi nombre es María Cristina Puente. Soy estudiante de arquitectura, viajaba sola y trabajo para poder bancarme la carrera. Omití un montón de cosas, pasé limitaciones para poder hacer el viaje de mis sueños. Me salió 2010 dólares, que para mí es una suma importante”, aseguró una joven.
Por su parte, Romina, de 35 años, manifestó que ella iba a viajar junto a su novio, su madre y amigos. “Confiaba en Marcela, porque la conocía. Sus hijos fueron alumnos míos. Después de que pagamos nos llegaron rumores de que había estafado gente, pero también teníamos otras buenas experiencias. Hoy a la siesta me enteré y vine rápido para la agencia. Entonces, encontré gente llorando y ella que no daba una solución. Decía que no se podía hacer nada, que se había caído el viaje. Yo tenía la valija hecha y no tengo ni dinero ni tiempo para irme a otro lado. Siento mucha impotencia. Toda mi familia tenía mucha ilusión. Mi tío es una persona mayor y tengo miedo por su salud, porque es la primera vez que viajaba en avión, porque toda su vida esperó poder conocer el Caribe”, puntualizó.
Buena gente
Por su parte, María Carolina Acosta contó que su pequeña hija Catalina no paraba de llorar. “Anoche armamos la valija con ella, que tiene 11 años. Iba a viajar con mi hermana, su marido y sus primitas. Está muy desilusionada. Me llama a cada rato. No lo podemos creer. Mi sobrina de 4 años está igual. Teníamos todo armado, documentos, permisos, todo. Una amiga me había dicho que la habían estafado a mitad de año con un viaje a Miami y cuando la llamé me dijo que era esta misma agencia. Nunca me imaginé cuando me contaba lo que le había sucedido. Lo que no se entiende es cómo esta empresa seguía funcionando si ya había tenido problemas”, enfatizó.
Finalmente, Denise Jeréz, de 31 años, señaló que en todo momento, la propietaria de la agencia se negó a darles comprobantes de las transferencias. “Nos llenó de mentiras, hasta que su abogado dijo -ella lo llamó por teléfono, con el alta voz activado, por pedido de las víctimas- ‘no digas nada que estás concursada’. No lo podemos creer”.
Antes de que cayera la noche, el sitio se pobló de patrulleros con uniformados que llegaron para prevenir desmanes, pero prácticamente no tuvieron trabajo. “Es toda buena gente, trabajadora, de barrio. Personas que vinieron a esta agencia buscando precio, porque le cobraban más barato que en otros lugares. Gente que seguramente hizo sacrificios para poder viajar”, describió un vecino.
Investigación
El caso fue puesto en manos de la Policía de Investigaciones, que cerca de las 21 -por orden del fiscal en turno- arrestó a Marcela Arévalo y a su pareja. Ambos fueron retirados esposados de la agencia, en medio de insultos y gritos. Ambos están alojados en celdas que la PDI tiene en el sur de la ciudad.
Esta mañana, todas las víctimas radicaron una denuncia conjunta y se presentaron para brindar testimonios en dependencias de esa fuerza de seguridad.
Trascendió que la presunta estafa rondaría los 2 millones de pesos en total, pero no se descarta que otros contingentes -con viajes contratados para fechas futuras- hayan corrido igual suerte.