Juliano Salierno
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Una empleada pública de 46 años y su actual pareja, un remisero de 39, quedaron detenidos ayer, involucrados en la desaparición y muerte de Daniel Osmar Luque, un vecino de barrio Candioti que fue secuestrado en septiembre del año pasado y cuya cabeza fue descubierta al mes siguiente por pescadores en el arroyo Leyes.
Por este caso, continúa privado de la libertad un hombre de 38 años, de la zona de la costa, sospechado de ser quien ejecutó a la víctima bajo la promesa de una remuneración.
Pero este no sería el primer caso en el que se encuentra implicado el supuesto sicario. Aunque su prontuario no arroja mayores datos sobre su perfil delictivo, la Justicia investiga si acaso se encuentra relacionado con otro crimen ocurrido en 2011 y que todavía está impune.
Otro dato que preocupa a los investigadores y que surgió del allanamiento de su casa de la costa, fue el hallazgo de dos listas con nombres de personas, entre los que figuran profesionales del Derecho, ex presidiarios y empresarios, entre otros; a quienes debía “reclamarle” supuestas deudas impagas.
“Amigos jefes”
Mientras tanto, se encuentra detenido desde el último viernes por la mañana, cuando una comisión de Asuntos Internos lo trasladó a Tribunales para ser indagado. Ese mismo día el juez de Instrucción Segunda, Nicolás Falkenberg, le atribuyó el presunto delito de “homicidio calificado por precio” en grado de autor.
En esa oportunidad, el supuesto asesino a sueldo dijo conocer a la ex mujer de Luque, pero negó los cargos en cuanto al crimen. También reconoció las listas antes mencionadas diciendo que eran cuentas por cobrar; y cuando le preguntaron por un uniforme policial que tenía en el ropero contestó: “Esos son regalos de mis amigos jefes de Policía”.
ADN positivo
Debió transcurrir prácticamente un año para que el misterio por la muerte de Luque fuera develado. El 26 de junio pasado, un informe del Ceride confirmó que las muestras de sangre extraídas a sus familiares, coincidían con el patrón genético de la calavera hallada el 7 de octubre en el camping de Los Zapallos, en el Arroyo Leyes.
A partir de entonces la sospecha de que Luque había sido secuestrado de su casa de calle Vélez Sarsfield al 3300, el 28 de septiembre de 2012, se convirtió en una verdad revelada. Sirvió el testimonio de algunos vecinos, que algo temerosos insinuaron que aquel día, el hombre de 42 años fue sacado de su casa a los empujones y subido por la fuerza a una camioneta con vidrios polarizados.
La conexión
Interesa saber en esta instancia cómo llegaron los investigadores a la conclusión de que podría haber un sicario y éste quedara al descubierto. Aunque no trascendieron mayores detalles, la fiscal N° 3, Mariela Jiménez, comenzó a recibir declaraciones anónimas que la guiaron hasta el supuesto asesino de Luque, y cuyo nombre también sonaba en otro caso de homicidio que tiene a su cargo el fiscal N° 2, Gerardo Alesso.
Luego el juez y la fiscal orientaron la pesquisa hacia la ex pareja de la víctima y sobre los motivos que podrían haberla conducido a tomar semejante determinación.
En este punto se cree tanto que podría tratarse de un crimen planificado, como de un pedido para “apretar” a la víctima quien sabe con qué fines.
Por la fuerza
Al menos tres personas -una mujer y dos hombres- habrían tomado por la fuerza a Luque aquella tarde de primavera, cuando lo obligaron a subir a la camioneta.
Se cree que arriba del vehículo el principal sospechoso aplicó una llave en el cuello de la víctima y lo desnucó. Luego se encargó de trasladar el cadáver hasta su casa de la costa, donde lo escondió, para más tarde seccionarlo y arrojarlo en partes a las vastas aguas del arroyo Leyes.
Nada se hubiera sabido de Luque de no ser por esos pescadores casuales, que cambiaron una jornada de esparcimiento por una tarde de horror cuando se dieron cuenta de que su presa era una cabeza humana.
Nueva indagatoria
Esta mañana el juez Falkenberg le preguntó a la mujer de 46 años cuál era la relación con su ex pareja, y le atribuyó responsabilidad en lo que ocurriera después, ya que existen pruebas de que habría pagado el servicio con un cuatriciclo.
Se trata de una empleada de la Afip Santa Fe, que fue arrestada ayer antes del mediodía en las oficinas de la repartición pública de calle Salta al 2700. Esta mañana fue conducida a Tribunales donde negó haber participado y mucho menos encargado el homicidio, aunque reconoció que conoce al presunto sicario.
Su nueva pareja en cambio, se abstuvo de declarar hoy. El hombre, un remisero de 39 años, fue apresado este lunes en la casa que junto con su compañera comparten en la calle Huergo al 1600.