“Descuartizamiento”, “tortura” y “mutilaciones”, son algunas de las palabras que utilizó el jefe del Cuerpo Médico Forense del Poder Judicial, Pascual Pimpinella, para referirse al análisis del cadáver de Diego Román, el niño de 12 años hallado sin vida en Recreo, el jueves pasado.
“Me llama poderosamente la atención, porque no es de los casos frecuentes que solemos ver”, indicó el médico en una entrevista realizada este lunes en el programa “Al derecho y al revés”, que conduce la periodista Andrea Scandolo, por LT 10.
El especialista destacó “la cantidad de lesiones que tenía el cuerpo del menor”, y completó diciendo que “yo simplemente creo que no había ningún lugar de la superficie del cuerpo que no tuviera lesión”. Pimpinella recordó que “tengo casi 20 años en el Poder Judicial haciendo esta tarea y no tenemos un caso como éste; me parece que es muy significativo y realmente es un hecho aberrante”.
A la hora de describir el cadáver, Pimpinella confirmó que “había mutilaciones, pérdida de tejidos y lesiones superficiales” que en principio habrían sido producidas “con un objeto de borde con filo”, aunque también se baraja la hipótesis de que “pudo haber sido víctima de un depredador”.
Consultado sobre la posibilidad de un intento de “descuartizamiento”, el médico respondió que “es una de las hipótesis”. Además, reconoció que en base a las características de las lesiones, se especula que algunas de ellas “aparentemente fueron provocadas en vida”, es decir, que el niño pudo haber sido víctima de tortura. Y “para determinar cuáles heridas fueron en vida y cuales post mortem se tomaron muestras que fueron a laboratorio”, señaló a la radio universitaria.
Diego Román fue visto por última vez el miércoles 3 de julio, en horas de la siesta, según denunciaron sus familiares ante la Policía de la ciudad de Recreo. El niño vivía en el barrio Mocoví y esa mañana había asistido a la escuela Com Caia y luego se habría dirigido a la casa de un compañero, donde quedaron sus útiles escolares.
Fueron 24 horas de búsqueda desesperada, hasta que ya entrada la noche del jueves, un dirigente del club Social Central Oeste, donde asistía el pequeño a prácticas de fútbol, lo halló en medio de un cañaveral, a unos mil metros de su casa, en cercanías del barrio Comunal 3.
Las primeras versiones fueron confusas en cuanto al estado en el que se encontraba el cuerpo, pero con el correr de las horas las dudas se fueron disipando y la investigación se encaminó a desentrañar uno de los más cruentos crímenes ocurridos en la región en los últimos años.
A cargo del caso se encuentran personal de la División Homicidios de PDI, bajo las órdenes del fiscal de la unidad homónima, Andrés Marchi.
El viernes pasado se realizaron rastrillajes en zona rural y en algunas viviendas ubicadas en las inmediaciones de donde fue hallado el cadáver; y este lunes peritos y forenses de la PDI volvieron al lugar para realizar nuevas tareas, las cuales dieron resultado “negativo”, según confiaron fuentes del caso.
Diego Román vivía con sus hermanos, su padre y la actual pareja de éste último, y según denunciaron desde su entorno, los chicos eran víctimas de todo tipo de violencia intrafamiliar, por lo que se reforzó la seguridad para evitar que se produjera un linchamiento.
Lo cierto es que por el momento no hay personas detenidas por el crimen del niño y las versiones que se conocen son en base a trascendidos y comentarios de vecinos, puesto que el funcionario judicial a cargo del caso mantiene un férreo cerrojo informativo.