Doble crimen de Arroyo Leyes: para el tribunal, el autor "asesina a las víctimas cada día que pasa"
Un hombre de 44 años fue sentenciado a 25 años de prisión por el doble homicidio de sus vecinos Benito Sosa y Estela Ríos. En sus fundamentos, los jueces consideraron que "existió una agresión desproporcionada y violenta", para luego deshacerse de ellos en el río.
La defensa de Daniel Vasilovski apelará la condena a 25 años de prisión por el doble homicidio de sus vecinos.
Benito Sosa y Estela Ríos desaparecieron la mañana del 19 de diciembre de 2017 en Arroyo Leyes. Más de tres años después, se realizó el juicio al único acusado por sus muertes, su vecino Daniel Eduardo Vasilovski (44). Tras la sentencia, el tribunal dio a conocer los fundamentos después de su decisión de condenarlo por "homicidio" pese a que los cadáveres no aparecieron.
En 134 páginas, los jueces Sergio Carraro, José Luis García Troiano y Octavio Silva expusieron los fundamentos de la condena dictada el 22 de marzo, cuando declararon a Vasilovski "autor de homicidio reiterado", imponiéndole una pena de 25 años de prisión. Una de las agravantes que tuvieron en cuenta para fijar el monto de la pena fue la extensión y magnitud del daño causado: "Podría decirse, que asesina a las víctimas cada día que pasa sin que aparezcan sus cuerpos, sumiendo a los familiares en un duelo sin fin".
No son comunes las condenas por "homicidio" en causas de desaparición. En este caso, el material probatorio aportado por los fiscales Omar De Pedro y Andrés Marchi, fue suficiente para que el tribunal considerara, de manera unánime, que "el acusado tuvo la ocasión, los medios y la intención de matar a Benito y Estela, y además firme decisión de deshacerse de sus cadáveres para evitar cualquier compromiso con los mismos, y nada hace pensar que pueda justificar tales desapariciones o que a ninguna otra persona se le pueden atribuir los crímenes".
La investigación
Benito (65) y Estela (52) salieron a pescar el martes 19 de diciembre de 2017 alrededor de las 8 de la mañana. A pesar de sus problemas de salud, ella era ciega y él insulinodependiente, esta era una práctica habitual para ellos, de la que solían retornar antes de que oscureciera. Su desaparición fue denunciada ese mismo día por la noche, cuando su sobrino comenzó a sospechar que les había pasado algo.
Diversas fuerzas se abocaron a su búsqueda durante meses, primero esperando encontrarlos con vida y después procurando rescatar sus cuerpos, arrojando siempre resultados negativos. Con las pruebas aportadas, para el tribunal quedó "acreditado fehacientemente que la pareja jamás pudo haberse retirado de la zona por su propio interés y sin dar aviso a las personas de su entorno", como barajó el defensor del Servicio Público, Javier Casco, en busca de la declaración de inocencia de su pupilo.
"Tampoco es posible sostener que se pudiera haber producido una muerte accidental" ya que, según lo señalado por los expertos, en ese caso "sus restos hubieran flotado o aparecido visiblemente a la vera del río", cosa que no sucedió. Además, cuando fue hallada "la embarcación en la que se los vio circular en sus últimos momentos -esta- no contaba con el tapón de desagote", es decir, había sido hundida intencionalmente.
El crimen
Vasilovski residía en el Paraje "El Crespín", ubicado en la zona de islas, a cientos de metros del vecino más cercano, y próximo al lugar al que solían dirigirse Benito y Estela cuando salían a pescar. Ese martes por la mañana, a las 8.21, la mujer se comunicó por teléfono con su asesino, tras lo cual se acercaron al rancho.
"A la luz de las pruebas producidas podemos sostener que la pareja estuvo en la ranchada", señaló el tribunal "y que además fueron ultimados por el acusado en dicho sitio", basándose en los recorridos realizados por los perros adiestrados que marcaron la trayectoria del matrimonio con vida, e indicaron la presencia de restos humanos en descomposición tanto dentro de la construcción como en los alrededores.
"Así, el acusado decide quitarle la vida a la pareja en ese lugar despoblado y sabiendo de la imposibilidad de ser advertidas tales circunstancias por persona alguna, valiéndose para ello de elementos propicios y adecuados para tal cometido". Para los jueces es "altamente probable" que Vasilovski haya utilizado la escopeta calibre 16 que poseía para asesinar a sus víctimas, aunque no descartaron que usara otras "herramientas de alto poder ofensivo" que tenía a su alcance, como machetes, hachas y una motosierra, "en los cuales además se habían encontrado restos de sangre conforme los ensayos de luminol".
"Todos estos elementos evaluados en su conjunto nos permiten inferir claramente y sin duda alguna que existió una agresión desproporcionada y violenta del acusado respecto de sus víctimas, que utilizando los medios adecuados a su alcance les dio muerte y que además se deshizo de sus cuerpos".
La desaparición
Sin cuerpos y "conforme el material probatorio obtenido, nos colocamos en la posibilidad de evaluar que a los cuerpos les fueran extraídos sus órganos o seccionadas sus cavidades" para que no flotaran (producto de los gases generados por el proceso de descomposición). Un tiempo antes del crimen, Vasilovski le había consultado a un militar jubilado cómo se hacía en la dictadura para desaparecer gente, aplicando luego estos conocimientos para deshacerse de los cuerpos de Benito y Estela: "cortando y desmembrando los cuerpos, despojándose de sus órganos por un lado en el río y por otro los cadáveres mutilados".
Los magistrados también tuvieron en cuenta que "el río por entonces contaba con gran cantidad de palometas, que se presenta como una especie depredadora" y que la acción conjunta de los ejemplares de esta especie permitió "deshacer fácilmente y en corto lapso de tiempo no sólo los restos humanos sino también sus vísceras".
Así, concluyeron que Vasilovski asesinó a Benito y Estela en su rancho, seccionó sus cuerpos y los despojó de sus órganos. Después, los cargó en el interior de su piragua (que presentaba "manchas de sangre lavadas") y los arrojó al río.
Los motivos
Vasilovski 'se la tenía jurada' a Sosa. Múltiples testigos lo escucharon utilizar frases como "este me la va a pagar bien caro" o "ya te queda poco a vos… ya te queda poco" en relación a Benito, quien le habría quitado varios trabajos. Además, había una motivación económica ya que, tras el crimen, se apoderó de las pertenencias de sus víctimas.
Los motivos "como ser el odio, el resentimiento o el deseo de venganza y la escasez económica por su desacreditación en la zona (se sospechaba que era un ladrón de las casas quintas), de ningún modo constituyen atenuantes", señaló el tribunal.
Fueron precisamente los objetos de las víctimas los que 'complicaron' a Vasilovski cuando, al día siguiente de la desaparición del matrimonio, la policía halló estas pertenencias ocultas dentro de su rancho y entre los matorrales alrededor de dicha construcción. De hecho, intentó huir a Chaco, pero fue interceptado por la policía en Reconquista.
La resolución será apelada, según lo adelantó oportunamente el defensor público Javier Casco, ya que su pupilo continúa proclamando su inocencia.