El empresario maderero Alberto Héctor Dolinsky (71) fue condenado este martes a la pena de 15 años de prisión de cumplimiento efectivo, bajo la modalidad domiciliaria, por el abuso sexual de una nena de 11 años cometido seis años atrás, en el solárium y la habitación que alquilaba en un hotel céntrico de la ciudad de Santa Fe.
Fueron los jueces del tribunal pluripersonal Sergio Carraro -presidente-, Rosana Carrara y Rodolfo Mingarini, quienes impusieron la elevada pena, tras considerarlo autor de los delitos de “abuso sexual gravemente ultrajante, agravado por ser cometido por dos personas”; y “promoción de la corrupción de menores, agravado por ser la víctima menor de 13 años de edad” en conrcuso ideal.
La pena impuesta fue la misma que solicitaron los fiscales de la Unidad de Violencia de Género, Familiar y Sexual (Gefas), Alejandra Del Río Ayala y Matías Broggi, en conjunto con el abogado querellante, José Ignacio Mohamad. Por su parte, la defensa de Dolinsky, a cargo de los Dres. Raúl Berizo y Germán Corazza, postuló la inocencia de su pupilo, y se espera que recurra la condena, para tener así una nueva oportunidad en segunda instancia.
Según informó la Oficina de Prensa del Poder Judicial de la provincia, “esta mañana (por el martes) a las 8.30 el Tribunal pluripersonal en lo Penal del Colegio de Jueces de Primera Instancia, integrado para el caso por Sergio Carraro (presidente), Rosa Carrara y Rodolfo Mingarini, condenó a A.H.D a la pena de 15 años de prisión de cumplimiento efectivo”.
Además, adelantaron que “los fundamentos de la sentencia estarán a disposición en plazo de ley” y se dejó en claro que “la sentencia no esta firme, y puede ser susceptible de ser apelada por las partes”.
Dolinsky llegó a juicio el pasado 19 de octubre acusado de haber abusado de la hija de un empresario con el que mantenía un estrecho vínculo de negocios y amistad. El hecho se produjo la noche del 2 de enero de 2014, en la pileta del hotel donde residía Dolinsky, ante la presencia y consentimiento de quien fuera la pareja del papá de la victima de 11 años.
La denuncia se radicó dos años después -en 2016-, cuando la víctima pudo contar lo que le ocurrió aquel verano.