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La monja japonesa Kosaka Kumiko, denunciada por al menos una de las víctimas como partícipe y cómplice de los abusos sexuales cometidos contra alumnos sordos del Instituto Próvolo de Luján de Cuyo, arribó esta mañana a Mendoza y fue trasladada a los tribunales provinciales.
Kumiko fue acusada por una adolescente, que actualmente tiene 17 años, y que dijo haber sufrido abusos de parte del cura Horacio Corbacho, detenido en la cárcel mendocina, cuando tenía 5 años y asistía al instituto Próvolo. Según denunció el abogado querellante, Sergio Salinas,‘la víctima apuntó en su testimonio, en lenguaje de señas, a una monja con ’rasgos achinados en el ojo’‘, sobre la que dijo que ‘fue quien le puso el pañal tras la violación que sufrió la menor ocultando y teniendo conocimiento que había sido violada, lo cual la hace cómplice primario del delito del abuso‘.
En ese testimonio, la joven aseguró que ‘una de las monjas que la golpeaba sabía lo que pasaba y que además veían cuando se les exhibía pornografías‘, tras lo cual contó ‘como a ella una vez la subieron a un cuarto para abusarla y que en el lugar había cadenas y la esposaron de las muñecas‘, dijo el letrado.
Fuentes judiciales confiaron que la joven aseguró que la religiosa no sólo encubrió los crímenes sino que se constituyó en cómplice cuando le colocó un pañal a la nena para detener la hemorragia que le había generado el abuso.
Por los abusos en el Instituto para niños hipoacúsicos, están imputados los sacerdotes Horacio Corbacho, de 55 años; el sacerdote italiano Nicolás Corradi (82), quien tenía acusaciones similares en Verona, Italia, en los años 80 y fue trasladado a Mendoza; el monaguillo Jorge Bordón (55); el ex empleado del instituto José Luis Ojeda (41), quien también es sordo, y el jardinero Armando Gómez (46).