Un policía caminaba por Santa Fe cuando, de pronto, reconoció a la famosa "estafadora de Tinder". Leila Ríos llevaba un par de bolsas en sus manos, había salido "de compras" cuando debía estar cumpliendo condena en prisión domiciliaria.
Condenada por usurpación de viviendas -y vinculada a una causa narco-, su nombre cobró notoriedad en marzo cuando la acusaron de haber engañado a un joven para que le transfiriera más de 4 millones de pesos. Volvió a prisión.
Un policía caminaba por Santa Fe cuando, de pronto, reconoció a la famosa "estafadora de Tinder". Leila Ríos llevaba un par de bolsas en sus manos, había salido "de compras" cuando debía estar cumpliendo condena en prisión domiciliaria.
La situación fue expuesta ante el juez Pablo Busaniche este jueves por la mañana, durante la audiencia en la que las fiscales Mariela Jiménez y Laura Urquiza solicitaron la revocación del beneficio. Leila Micaela Ríos (27) fue condenada a 4 años de prisión por el delito de "usurpación" en el marco de una causa vinculada a la banda narco que lidera Juan Pedro "Pato" Calderón.
Según señaló su abogado defensor, Martín Peón, Ríos tiene tres hijos menores de edad, lo que habría motivado que se le permitiera cumplir la pena en su casa. Ahora, permanecerá tras las rejas hasta que se consiga un dispositivo de monitoreo electrónico.
La justicia chubutense investiga a Ríos por el delito de "estafa", luego de que un joven denunciara en Puerto Madryn que le había transferido más de 4 millones de pesos durante alrededor de 2 años. Pero con el tiempo, y ante una "escalada" en la situación, empezó a dudar.
El denunciante tiene 24 años y es oriundo de Bolivia, pero reside en el sur de nuestro país. Relató a las autoridades que conoció a Leila Ríos en 2019 a través de Tinder, tras lo cual entablaron una relación a distancia.
La mujer habría utilizado distintos engaños para lograr que él le enviara dinero. Comenzó pagándole el alquiler, y luego la "ayudó" a saldar distintas "deudas". Pero en 2021 ella le dijo que había pedido dinero a prestamistas y que si no les pagaba le harían daño.
El ardid llegó hasta tal punto que los supuestos usureros se comunicaron con el joven por teléfono, y lo amenazaron. Siguió pagando hasta que se dio cuenta de que no había salida de esa situación -para esa altura ya había desembolsado más de 4 millones de pesos-, por lo que tomó la decisión de radicar una denuncia.
Los investigadores siguieron el rastro de los mensajes y llegaron a la expolicía. En marzo de este año viajaron hasta Santa Fe y -con la colaboración de la fiscalía y policía locales- allanaron la casa de barrio Sargento Cabral donde Ríos cumplía prisión domiciliaria. La mujer no se encontraba allí.
La fiscalía solicitó que se le revocara dicho beneficio, pero Ríos presentó un certificado alegando que había salido al médico, por lo que continuó en su casa. Dos meses más tarde, este martes 17 de mayo, un policía la "enganchó" en la calle y le labró un acta. Permanecerá encarcelada, al menos hasta que se consiga un dispositivo de control electrónico.