A seis años del brutal asesinato de la joven, la causa no avanzó ni un paso. Este martes, nueva marcha de Familiares de Víctimas de la Inseguridad.
Danilo Chiapello
“Yo siempre voy a las marchas con la foto de Marianela. Porque siento que la vida de mi hija se transformó en un expediente polvoriento. Y como han pasado seis años, ese expediente quedó abajo..., aplastado por otros cientos de expedientes que también están juntando polvo”, dice Graciela Brondino con la claridad que la caracteriza.
La muerte de un hijo es seguro uno de los peores dolores para una persona. Mucho más si esa partida es inesperada y sorpresiva, como lo que pasó con Marianela.
Pese a ello el mensaje de Graciela, su madre, siempre lució como la luz de un faro en medio de la noche. Jamás se fue “a la banquina”.
Esa lucidez la aplica en cada acto de su vida. Como ahora que anuncia una nueva marcha de la Asociación de Familiares de Víctimas de la Inseguridad. (ver recuadro)
* “La consigna es ‘Víctimas somos todos' porque creo que en este momento todos, de una u otra forma, somos víctimas. A algunos le roban, a otros le queman el auto, a otros lo amenazan, a otros le saquean el negocio. Hasta roban en los comedores que asisten a los chicos, que se quedan sin comida... en fin.
La invitación incluye a los que tuvieron la suerte de que no les haya pasado nada. Ellos también son víctimas porque uno vive con el corazón en la boca. Cada vez que salen sus hijos a la calle no estás tranquilo hasta que regresan. Y mañana cuando vuelven a salir, comienza otra vez el mismo calvario.
Ni hablar de la gente como nosotros, que nos tocó la peor parte como es perder un ser querido. Ahí te destruyen la vida, el futuro, te diría que sentís que está todo casi perdido”.
La lucha me mantiene viva
—¿ De dónde se sacan fuerzas para seguir, Graciela ?
—Siempre cuento que el día del velorio de mi hija le pregunté a un compañero de trabajo cómo iba a hacer para seguir viviendo. Si vos me preguntas ahora, te diría que no sé como hice. Es un día a día, minuto a minuto. Yo me aferré a la lucha, porque siento que la lucha me mantiene viva. Porque no quiero que otra familia pase por lo que pasamos nosotros.
Y tratando de no pasar en vano por esta vida. Ya que nos destruyeron todo el futuro, por lo menos el día que me toque partir, irme con la conciencia tranquila de que intenté hacer algo. Que no me quedé en mi casa mirando la novela.
Quisiera ser lo suficientemente sabia como para poder transmitirle a la gente esta sensación que yo llevo adentro todos los días. Es más, al que no le interesa el prójimo creo que también tiene que ir a estas marchas porque en el momento menos pensado ‘te toca'. Y cuando ‘te tocó' ya es tarde.
—¿Por qué estas marchas no convocan multitudes? ¿Qué nos pasa como sociedad?
—A veces quisiera sacudir a la gente para decirle ‘no esperés a que te toque alguna desgracia para participar'. Hoy algunos periodistas que fueron a la conferencia decían que veían rostros nuevos. Y sí... son los padres de chicos que se murieron recientemente. Es gente que llega a la asociación y te dicen ‘nosotros los mirábamos a ustedes cuando hacían las marchas y pensábamos que nunca nos iba a tocar'
O como ese padre de Rosario, que publicó en su Facebook una carta donde decía ‘me siento responsable por el asesinato de mi hijo. Porque lo miraba de afuera y nunca pensé que me iba a tocar a mí. Y me tocó, y me mataron a mi hijo.
* Creo que es una cuestión de ética, de responsabilidad, de compromiso, de conciencia ciudadana. Y también de amor al prójimo. Y hasta es una cuestión de soberanía. Porque los ciudadanos tenemos derechos. Y el derecho supremo es el de poder vivir en libertad. Hoy por hoy, nosotros estamos totalmente enjaulados, con rejas, y los delincuentes más sueltos.
Voy a escribir un libro
—¿Ves alguna reacción en la Justicia o en otro poder del Estado?
—No hay reacción. Yo tengo ganas de escribir un libro, para contar lo que uno ha transitado. Las cosas que a veces hace la Justicia son inconcebibles. Más del 90 por ciento de los muertos, no tiene justicia. Nunca agarran a los responsables. O si los agarran los liberan transitoriamente para que esperen el juicio, y entonces se les fugan y nunca los encuentran.
* Y hay que empujar eh.... Ustedes no tienen idea de todo el esfuerzo que hay que poner para hacer que la Justicia se mueva un poco. Hace poco me enteré por mi cuenta que había habido una detención en la causa de mi hija. Pueden creer que ni siquiera me citaron. Tuve que ir yo sola a presentarme ante el juez.
Si así manejan las citaciones, imaginen cómo manejan los expedientes. Tengo tantas cosas para contar en un libro....
Si la causa de mi hija alguna vez la agarra un buen abogado, tiene para hacerse un festín. Porque hay tantos errores y horrores que son lamentables.
* Yo siempre voy a las marchas con la foto de mi hija. Porque siento que la vida de mi hija se transformó en un expediente polvoriento. Y como han pasado seis años, ese expediente quedó abajo..., aplastado por otros cientos de expedientes que también están juntando polvo.
* Pese a todo voy a seguir luchando. A mí me destruyeron el futuro. Toda una vida de trabajo y esfuerzo. Primero para tener la casa, después el auto, después criar y educar correctamente a tus hijos, hasta que un buen día vienen dos delincuentes y te matan tu hijo y ahí se termina todo. Ahora me quedan dos cosas por hacer: ir al cementerio y luchar para que se haga justicia”, sentenció.
Cacerolazo
Sin clamor popular no va a haber reacción * “Otra cosa es la prevención, porque una vez que te matan un familiar es tarde. Pero los fiscales nos decían ‘nosotros no tenemos nada que ver con la prevención'. Y yo les digo que sí tienen que ver. Porque está reinando la impunidad, y la impunidad fomenta mayor inseguridad. Con impunidad jamás vamos a tener seguridad. No hay castigo para los culpables. La política actúa cuando hay un caso que produce revuelo en la sociedad. Si no miran las cosas de costado. Hasta que no haya una exigencia de la sociedad civil, un clamor popular fuerte, ellos no van a reaccionar”.