El insólito caso del falso "mono" que extorsionaba a santafesinos desde una cárcel de Bahía Blanca
Hizo las llamadas desde un teléfono y con un chip provistos legalmente y registrados a su nombre por el Servicio Penitenciario Bonaerense. Decía ser parte de la más temible banda narco del sur provincial.
El insólito caso del falso "mono" que extorsionaba a santafesinos desde una cárcel de Bahía Blanca
Los primeros días de marzo de este año fueron de los más conmocionantes para la ciudad de Rosario, la provincia y todo el país. Entre el 5 y el 10 fueron asesinados en la gran ciudad del sur santafesino dos taxistas, un colectivero y un playero de estación de servicio, en el marco de una guerra "narco" declarada contra las autoridades. Distintos mensajes escalofriantes dejaban en claro cuál era la intención. El sicario de la última víctima soltó un escrito que decía: "Esta guerra no es por el territorio, es contra (el gobernador, Maximiliano) Pullaro y (el ministro de Seguridad, Pablo) Cococcioni. Así como nosotros llegamos a 300 muertos, estando unidos vamos a matar a más inocentes por año". Por eso cuando la noche del martes 12 de marzo se recibieron escalofriantes llamados telefónicos extorsivos en seis estaciones de servicio de la capital provincial y Santo Tomé nadie los tomó a la ligera.
"Soy de la banda de Los Monos. A dos cuadras tengo un camión bomba y una camioneta con hombres armados con fusiles. Si no me transfieren 200 mil pesos ahora, hago volar todo… y ni se te ocurra llamar a la policía porque tenemos handys y escuchamos las frecuencias", decía -palabras más o menos- una voz por demás de agresiva. El extorsionador llamaba a los teléfonos fijos de estaciones de la empresa YPF y pedía hablar con los encargados. Finalmente, sólo una de las víctimas accedió a enviar el dinero y apenas mandó 23 mil pesos a una cuenta indicada.
Las denuncias no demoraron en llegar al Ministerio Público de la Acusación. El caso fue puesto en manos de la fiscal María Laura Urquiza. Rápidamente se pudo determinar que las seis llamadas habían partido de un mismo celular y que la señal impactaba en una antena cercana a una cárcel de la ciudad de Bahía Blanca, en el sur de la provincia de Buenos Aires.
El atrevido
El teléfono fue intervenido dos días después de las amenazas y de las escuchas surgió que quien lo utilizaba era nombrado por sus interlocutores algunas veces como "Maxi" y otras como Javier.
Según pudo saberse, en una de esas llamadas en la que el hombre conversaba con una mujer de temas personales ocurrió una interrupción por demás incriminatoria. Él comenzó a gritar. Evidentemente estaba comunicándose con alguien por otro teléfono. Entonces se le escuchó decir "rugir" que era "de la banda de Los Monos" y que tenía "hombres con fusiles". Inmediatamente después, volvió a bajar el tono para dirigirse nuevamente a ella: "Disculpame, pero mientras hablamos estoy trabajando", alardeó. "Ah, sos un atrevido", reconoció la muchacha del otro lado de la línea.
La fiscalía pidió entonces un informe a la penitenciaría sobre reclusos que se llamaran Javier o Maximiliano. Así se llegó a Javier Maximiliano Ponce La Rubia, un interno de 30 años con varias condenas por robo sobre la espalda: una de 2013, otra de 2014 y la última de 2022.
Teléfono "en blanco"
Para mayor estupor de los investigadores, el teléfono y el chip con el que se realizaron todas las llamadas extorsivas a Santa Fe era un aparato legalmente obtenido por el preso, gracias a las disposiciones del Servicio Penitenciario de la provincia de Buenos Aires. O sea que la línea estaba habilitada a su propio nombre, con declaración jurada incluida.
Con estos datos, en mayo se realizaron dos allanamientos en Bahía Blanca, uno en el presidio y otro en el domicilio del propietario de la cuenta de billetera virtual a la que una de las víctimas transfirió los 23 mil pesos. Este sujeto no se encontraba en el lugar y todavía no se pudo determinar qué tipo de vínculo lo une con el presunto autor de las extorsiones.
"Marca"
Ponce La Rubia fue imputado el pasado miércoles y este viernes se realizó en la ciudad de Santa Fe una audiencia de medidas cautelares en la que el acusado participó de manera remota, con la representación de un defensor oficial. El juez Octavio Silva aceptó lo propuesto por la fiscal Urquiza y dispuso la prisión preventiva para el imputado. La medida es importante, porque si bien el hombre ya se encontraba tras las rejas, su condena expira en octubre de este año y ese mes iba a quedar en libertad.
Trascendió que uno de los mayores temores de Ponce La Rubia pasaría por la posibilidad de ser trasladado a una cárcel santafesina, donde podría cruzarse con verdaderos integrantes de la temible banda "Los Monos", luego de que él usara su "marca" para delinquir.