Viernes 7.10.2022
/Última actualización 15:57
El crimen de María Florencia Morello estremeció a la ciudad de Santa Fe en la primavera del año 2005. Ella tenía 21 años y muchos planes, siempre ligados a la solidaridad con los más necesitados. Fue violada y asesinada de una manera brutal. Su cuerpo maltrecho y agonizante fue hallado en una vereda de la cuadra de calle Irigoyen Freyre al 3000, entre 4 de Enero y Urquiza, en plena zona céntrica de la capital provincial. Murió unos días más tarde. Hasta el momento, el femicida logró mantenerse impune, pero desde el Ministerio Público de la Acusación se decidió ahora darle un nuevo impulso a la causa.
El expediente fue remitido a la Unidad Fiscal Especial de Violencia de Género, Familiar y Sexual (Gefas), que ya dispuso las primeras medidas en busca de echar luz sobre uno de los episodios más oscuros de la historia de la ciudad.
La tarea no será fácil, porque pasaron muchos años y porque la investigación fue deficiente a lo largo de este tiempo.
El salvaje ataque a "Floppy" motivó varias marchas de familiares y vecinos de Calchaquí, donde la joven vivía antes de mudarse a Santa Fe."No se sospechó del círculo íntimo de la víctima, por lo que nadie de su entorno fue indagado. Eso es básico en este tipo de hechos. Cuando las evidencias no son muy claras, como pasaba acá, hay que abrir el abanico de hipótesis. Se entrevistó a las personas, pero algo muy de rutina, muy poco profundo. Nunca fueron a la casa de la víctima, para ver si la cama estaba sin tender, si había dormido ahí, si había dejado algo escrito en una agenda o un diario. La autopsia también fue muy limitada. Se trabajó muy distinto a cómo se trabaja en la actualidad", aseguró una de las investigadoras.
Por el abuso sexual que sufrió María Florencia, se obtuvo rastros genéticos que serían del asesino. El ADN fue cotejado con algunos sospechosos en un laboratorio de Buenos Aires, pero el resultado fue siempre negativo. Los profesionales recomendaron buscar en una base de datos genéticos de Córdoba, pero el trámite nunca se realizó hasta ahora. Ya fue solicitado por la fiscalía y se aguardan los resultados para estos días.
No obstante, los especialistas de la provincia mediterránea advirtieron que iba a ser difícil llegar a una conclusión, porque las técnicas utilizadas en aquel entonces para hacer los análisis difieren mucho de las actuales. Por tal motivo, la fiscalía tiene planeado recolectar nuevas muestras de las prendas de vestir que llevaba "Floppy" durante el bestial ataque. El problema radica en que nadie sabe bien dónde quedó guardada esta ropa, que en un principio estaba bajo el resguardo de un juzgado de instrucción, durante el antiguo sistema penal que regía en la provincia. Los funcionarios del MPA aguardan la respuesta de la Corte Suprema provincial.
Cuesta pensar que el femicida haya elegido ese lugar para atacarla. La zona es céntrica y muy concurrida. Los riesgos de ser sorprendido por algún transeúnte eran altos, a pesar del horario (madrugada). En un primer momento, corrió la hipótesis de que la agresión se había perpetrado en otro sitio y luego habían "descartado" su cuerpo casi sin vida. No obstante, las investigadoras que hoy trabajan en el caso están prácticamente convencidos de que todo pasó en el lugar del hallazgo.
María Florencia estaba tendida en la vereda, al filo de la muerte. Todavía llevaba puestas la riñonera y también la mochila. Uno de sus pies estaba descalzo, pero la zapatilla estaba debajo de su cabeza. Los botones arrancados de su blusa estaban desperdigados sobre las baldosas. En el piso era abundante su sangre derramada.
A más de 17 años del crimen, sería fundamental la colaboración de posibles testigos. Si alguien tiene algún dato para aportar, puede hacerlo en persona o por teléfono al Ministerio Público de la Acusación.
Las investigadoras aseguran tener algunas hipótesis fuertes para ir tras los pasos del femicida, que hasta el momento logró burlar a todos.
"Floppy"
María Florencia Morello nació el 19 de mayo de 1984 en Las Rosas (pequeña ciudad del sur de nuestra provincia). También vivió en Calchaquí (en el norte), donde se mudó su madre. Era una "chica de pueblo". Adoraba a su familia, pero en 2003 no dudó en alejarse de sus seres queridos para buscar su camino en la ciudad de Santa Fe. Llegó sola y tenía sólo 19 años en ese momento. Consiguió trabajo en un bar de la Terminal de Ómnibus y rápidamente se hizo querer como moza.
Le gustaba ayudar a los demás. Seguramente por eso incursionó en el reiki, una técnica que comenzaba a asomar por esa época. Durante la inundación de 2003, se ofreció como colaboradora en distintos centros de evacuados para asistir a las víctimas.
A través de amigos, conoció a personas que practicaban la dianética -una creencia vinculada a la cienciología (religión, culto o secta, según las distintas ópticas)- en la ciudad y se les unió. Entre otras cosas, se especializaban en recuperar jóvenes con problemas de drogadicción, con métodos propios. Florencia trabajaba muy contenta ayudando a adictos, según cuentan sus conocidos.
Todo lo que hacía la "pintaba" como persona.
El crimen
La madrugada del sábado 5 de octubre de 2005 "Floppy" fue atacada. Se presume que ese día salió de su casa, en calle Doctor Zavalla al 2800, rumbo a su trabajo. Tenía que fichar a las 6 y había decidido caminar.
Florencia fue hallada en el palier del frente de un edificio de calle Irigoyen Freyre al 3000, entre 4 de Enero y Urquiza. Estaba tendida en el piso, todavía con vida, pero agonizaba.
Uno de sus ojos estaba totalmente destrozado, tenía un brazo roto y la pelvis fracturada. Había marcas de fuertes golpes en todas sus partes, inclusive en su zona genital. Llevaba puesta una camisa manchada con sangre que ya no tenía botones, porque habían sido arrancados.
Florencia también había sido violada, con saña. La joven agonizó varios días,
hasta que finalmente falleció la madrugada del jueves 6 de octubre.
Sospechoso
El 16 de abril de 2013 la policía detuvo en Helvecia a un hombre de 33 años, sobre quien recaían serias sospechas.
Este sujeto, que en el momento de ser arrestado era policía (puesto en disponibilidad, por haberle disparado a su esposa en Esperanza, en el año 2009), había sido paciente en el mismo sanatorio en el que trataron a María Florencia, los días en que la joven agonizó.
Él llegó en ese entonces con un fuerte traumatismo en los testículos, por el que debió ser internado. Se mostraba particularmente interesado en el ataque a "Flor" y su estado de salud, y conocía llamativamente distintos detalles del caso. En 2012, quien había sido su compañero de pieza, ató cabos y llevó los datos a los investigadores.
La policía determinó entonces que el sospechoso había trabajado como personal de seguridad en la Terminal en la misma época que Florencia, por lo que muy probablemente la conocía.
Luego de unos meses, llegaron a arrestarlo. No obstante, el acusado finalmente fue dejado en libertad por falta de mérito. El examen de ADN ordenado por la Justicia dio negativo y la Justicia no tuvo mayores elementos en su contra.