Miércoles 15.9.2021
/Última actualización 21:15
Una mujer denunció que su ex ingresó violentamente a su hogar la madrugada del domingo y abusó sexualmente de ella, dándose a la fuga cuando la hija de la víctima comenzó a gritar. El hombre fue imputado y quedó en prisión preventiva este miércoles, luego de que la jueza considerara que cometió "un agravio a la dignidad, a la condición humana, de esta mujer a partir de ese ejercicio violento de poder de un hombre sobre ella".
La fiscal Clelia Trossero atribuyó a Mario Ezequiel Peralta la autoría de los delitos de "abuso sexual con acceso carnal", "violación de domicilio", "daño" y "lesiones leves dolosas", todos cometidos en un contexto de violencia de género y en perjuicio de su ex pareja. Sucedió en una casa ubicada a las afueras de Gálvez, en una zona con pocos vecinos, la madrugada del domingo pasado.
La jueza Susana Luna ordenó que permanezca en prisión preventiva, rechazando las medidas alternativas propuestas por la defensora pública Virginia Segado. Peralta decidió declarar durante la audiencia realizada pasado el mediodía de este miércoles, dijo que al momento de los hechos estaba en un cumpleaños y que "este quilombo es porque la casa es mía, quiere que yo vaya preso para quedarse con mi casa".
El imputado fue detenido la mañana del domingo, luego de que la víctima se comunicara con la Central de Emergencias 911 y relatara lo acontecido. Eran alrededor de las 5.30 cuando comenzó a sentir ruidos afuera de su casa, y reconoció los gritos de Peralta.
Primero violentó la puerta de ingreso, pero como no podía abrirla se dirigió hasta el patio y comenzó a romper la ventana del dormitorio de ella. Adentro, la mujer dormía junto a su hija de 13 años, a quien le pidió que se escondiera en su habitación mientras ella iba a ver qué ocurría.
A los gritos de "¿Dónde está el otro?" el plomero habría ingresado a la casa y comenzado a revisar todo, hasta debajo de la cama. Ella pidió que se retirara, a lo que él reaccionó violentamente, y empezó a agredir físicamente. La golpeó y arrojó sobre la cama, intentando abusar de ella sin éxito, ya que la mujer logró liberarse y alejarse de allí.
Él la siguió hasta la cocina y la tiró al piso, logrando allí concretar la agresión sexual. Al escuchar los gritos desesperados de su madre, la adolescente se dio cuenta de lo que estaba sucediendo y comenzó a gritar, ahuyentando a Peralta, que se retiró del lugar a las 7.15.
Al momento de ordenar la prisión preventiva, la jueza Luna tuvo en cuenta que si bien el imputado no cuenta con antecedentes penales la víctima había tramitado múltiples medidas de distancia en su contra. De hecho, la última venció en agosto, y la mujer dijo que no la renovó porque él había dejado de molestarla, "aunque esa tranquilidad duró poco".
La magistrada también valoró que "estamos ante una persona que conoce a sus víctimas, -y que- ha tenido y ejercido un poder de autoridad patriarcal, machista, sobre la víctima, al extremo de ejercer violencia sexual". Este tipo de violencia "no pasa por una satisfacción del deseo morboso que pueda tener una persona, sino que es una demostración de poder". En el caso concreto, por el contexto en el que sucedió el ataque, este "es una demostración de sometimiento, de forzamiento, de querer disciplinar a su víctima" que iba más allá de la connotación sexual del mismo.
"Esto fue un ultraje, un agravio a la dignidad, a la condición humana, de esta mujer a partir de ese ejercicio violento de poder de un hombre sobre ella", resaltó la jueza, que dio por acreditada la posible autoría y las calificaciones seleccionadas por la fiscalía. También consideró la existencia del peligro procesal de entorpecimiento probatorio, por lo que resolvió que Peralta permanezca en prisión preventiva mientras se desarrolla la investigación en su contra.