Otra vez un grave hecho delictivo volvió a quebrar la tranquilidad de Gobernador Candioti, apacible localidad ubicada a 30 kilómetros de la capital provincial.
Las víctimas (un hombre de 78 años; su esposa de 76 y el hijo de ambos, de 48) debieron ser asistidas en el hospital Protomédico. Los malvivientes se llevaron pertenencias y dinero. Huyeron con una camioneta propiedad de la familia.
Otra vez un grave hecho delictivo volvió a quebrar la tranquilidad de Gobernador Candioti, apacible localidad ubicada a 30 kilómetros de la capital provincial.
Eran cerca de las 19,30 del sábado cuando tres desconocidos llegaron hasta un inmueble ubicado a la vera de la ruta nacional 11, altura del kilómetro 492 y medio, en el extremo sur de Candioti.
Uno de los delincuentes estaba encapuchado; el otro ocultó su rostro con un repasador que tomó al ingresar a la casa. El tercero se quedó afuera oficiando de “campana”.
La irrupción de los maleantes tomó por sorpresa primero, a la dueña de casa, una mujer de 76 años, que se topó con ellos cuando salió al patio. Algo similar ocurrió con su esposo, un hombre de 78 años, que tuvo un aterrador encuentro con los intrusos dentro de su propio inmueble.
A partir de entonces todo se volvió un infierno. Los ladrones iniciaron una violenta labor para reducir a sus víctimas. La mujer recibió golpes. Su esposo sufrió “culatazos” en su cabeza que le ocasionaron profundas heridas cortantes a la altura de la nuca.
Los gritos de la mujer fueron escuchados por un hijo del matrimonio (un hombre de 48 años) que tiene un taller mecánico ubicado al lado de la casa.
Cuando éste último acudió en auxilio de sus padres corrió la misma suerte que ellos. Fue blanco de una feroz golpiza y terminó herido y reducido.
Una vez que tomaron el control del lugar los malvivientes procedieron a requisar todo el interior de la propiedad, en busca de objetos de valor y dinero.
Para dicha tarea no dejaron de lado su conducta salvaje, sino que la aumentaron. Destrozaron todo cuando se puso a su paso.
Luego se trasladaron hasta el taller mecánico del hijo de la familia donde actuaron con idéntico proceder.
La pesadilla no fue breve. “No dejaron nada sin revolver. Se tomaron todo el tiempo del mundo”, dijeron las víctimas en diálogo con El Litoral, quienes estimaron que fue cerca de 1 hora, el tiempo que estuvieron a merced de los delincuentes.
“Tanto la casa como el taller fueron desvalijados. Se llevaron herramientas; garrafas; objetos personales; mercaderías; baterías que estaban para la venta y algo de dinero en efectivo”, apuntaron los damnificados.
Pero antes que termine todo los delincuentes hicieron su último acto. También se llevaron una camioneta Chevrolet S 10, vehículo que utilizaron para darse a la fuga.
Por fortuna, un viejo teléfono celular pudo escapar de la voracidad de los ladrones. Y decimos por fortuna, ya que fue con ese aparato el que utilizaron las víctimas para llamar a la policía y dar cuenta de lo acontecido.
Una vez que los uniformados arribaron al lugar de inmediato tomaron nota de la gravedad de lo ocurrido. Sin más solicitaron una ambulancia de manera urgente.
Poco después una unidad sanitaria trasladó al matrimonio y al hijo hasta el hospital Protomédico de Recreo donde fueron asistidos.
Hasta las primeras horas del domingo las tres personas continuaban internadas en observación.
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