Danilo Chiapello
dchiapello@ellitoral.com
Hombres, mujeres y también algunos niños daban hoy un “paisaje” inusual a las calles de Santa Rosa de Lima.
Todos caminaban con prisa. Se los notaba apurados y mal dormidos. Algunos llevaban bolsas de arpillera, otros baldes y otros carretillas.
Es que este singular desfile de gente comenzó anoche, cerca de las 22, cuando se tuvo noticias de que una formación ferroviaria que transportaba un millonario cargamento de soja descarriló en la citada barriada, a la altura del pasaje Mitre y Estrada.
De acuerdo con versiones el incidente habría sido provocado por autores anónimos que arrancaron el sistema de cambio de vías, lo que hizo que la máquina salga del riel y se encaje en la tierra.
Minutos después gran cantidad de personas se lanzaron contra los vagones, abrieron sus tolvas y dejaron caer la valiosa oleaginosa.
Durante toda la noche los granos fueron acopiados en bolsas de distinto tamaño y color, en una tarea que continuó en la mañana y proseguía durante el mediodía.
Pero no todo fue tranquilo en esta historia.
La labor de los saqueadores se vio sobresaltada cuando, en medio de la noche, se escucharon detonaciones de arma de fuego.
Poco después se supo que un joven de 21 años había ingresado al hospital Cullen con cinco impactos de bala. El infortunado, a quien se lo identificó como Matías Germán Godoy, venía procedente de la zona donde había descarrilado el tren.
Los tiros alcanzaron al nombrado en la mano izquierda; en la región lumbar, dos en la pierna izquierda y el restante en la derecha.
Los médicos ordenaron una cirugía de urgencia, tras lo cual quedó internado en estado delicado.
Ya en sede policial se estableció que el sujeto herido tenía pedido de captura vigente por un hecho de robo calificado (asalto a mano armada), ocurrido en 2013. Lo requería la Justicia de instrucción 8va.
Esta mañana el lugar del suceso contaba con una custodia mínima, compuesta por un patrullero con tres agentes.
Los uniformados tenían la difícil misión de “controlar” a los saqueadores, a quienes los dejaban desarrollar su “labor”, sin poder subirse a los vagones. “Pueden juntar lo que está desparramado en el suelo”, dijeron los oficiales consultados.
Por su parte personal del Belgrano Cargas también se encontraban en el sector intentando “desencajar” la máquina, aunque se esperaba para las próximas horas el arribo de un remolcador.