El hombre del pene tatuado y un violento trasfondo de crueldad
Trabajadoras sexuales y una ex pareja describieron la personalidad agresiva del imputado, que cuenta con varias denuncias de este tipo. Para la fiscalía la muerte de Gisela tuvo un "contexto sexual -que- incluso es mucho más característico del femicidio que el contexto íntimo".
El hombre del pene tatuado y un violento trasfondo de crueldad
La investigación por el crimen de Gisela Bustamante, cuyo cuerpo fue encontrado la mañana del 6 de febrero de 2016 en la Estación Mitre, demoró cuatro años y medio en llevar a un sospechoso ante la justicia. La fiscalía lo caracterizó como un "femicidio sexual" al solicitar la prisión preventiva del imputado, que fue ordenada el sábado pasado, y espera una prueba clave: el análisis de ADN.
La causa fue remitida a la Unidad Especial de Violencia de Género, Familiar y Sexual (Gefas) a principios de 2021, donde la fiscal Alejandra del Río Ayala se hizo cargo de la investigación.
Durante estos meses, en coordinación con la Brigada de Femicidios de la Agencia de Investigación de Trata de Personas, se recabaron testimonios clave, se conectó el femicidio a un hecho similar ocurrido ese mismo año y se identificó al agresor.
El 24 de agosto se logró la detención de Carlos Marcelo Salas (49) en Buenos Aires, tras lo cual se le imputó el femicidio de Gisela, y la tentativa de femicidio de una adolescente (que en su momento le había sido atribuida como "lesiones leves"). Se trata de un exconvicto con un amplio prontuario, que ya posee una condena por homicidio.
Los testimonios de las compañeras de Gisela, que al igual que ella se dedicaban al trabajo sexual, sirvieron para señalar a Salas como el principal sospechoso, describiéndolo como un cliente 'habitual', que se ponía muy violento y maltrataba a las chicas que se iban con él -sobre todo cuando consumía estupefacientes- y que tenía una característica distintiva: un tatuaje en el pene que dice "Para ti".
Como Gisela había llegado hacía poco más de un mes a la capital, oriunda de Rafaela, estaba viviendo en la casa de otra trabajadora sexual, junto a quien acudía a la esquina de avenida Freyre y 3 de Febrero. La testigo recordó haberle advertido sobre Salas, al igual que aconsejarle que jamás fuera a concretar un 'pase' a los parques, o a la Estación Mitre, porque era peligroso.
El viernes 5 de febrero de 2016 las mujeres que acudieron a la esquina observaron a Salas dando vueltas por la zona, mirándolas. "Siempre pensé que fue Marcelo, porque siempre estaba parado ahí, como esperando que una quedara sola", le relató una de la testigos a la fiscalía.
Por las cámaras
Y esa noche sucedió, todas se retiraron con sus clientes, a excepción de Gisela. En una de las cámaras de seguridad de la zona se observa a dos personas, que para la fiscalía eran ella y Salas, caminando rumbo a la estación pasadas las 22. Más tarde, se lo ve regresar a él solo, y merodear la zona hasta entrada la madrugada.
Según se afirma en la imputación, la llevó a una zona oscura, entre los pastizales, rodeada de montículos de tierra y escombros, y la golpeó brutalmente. La estranguló casi hasta asfixiarla, le quebró 8 costillas y le desfiguró la cara. Gisela fue encontrada la mañana siguiente, desnuda, y con rastros de semen en sus genitales.
Femicidio sexual
En la audiencia de prisión preventiva, realizada ante el juez Gustavo Urdiales, la fiscal Del Río Ayala señaló que el contexto en el que se dio la muerte de Gisela marca que se trató de un femicidio, ya que "el contexto sexual incluso es mucho más característico del femicidio que el contexto íntimo. La base de la violencia de género, esto es histórico e indiscutible, es la violencia sexual".
El contexto sexual no está únicamente determinado por la existencia de una violación previa, sino que "se caracteriza por las relaciones sexuales, consentidas o forzadas, en el marco de las cuales se imprimen acciones brutales contra una mujer y se le da muerte". Y esto fue, precisamente, "lo que se halló en la muerte, y en el lugar del hecho donde aparece Gisela: semen, droga, ropa tirada, un cuerpo desnudo, cuasi estrangulada; y en una posición que, tal como lo dicen las expertas, es característica del desprecio hacia la mujer", manifestó la fiscal. "Además, las brutales lesiones, no siendo todas ellas necesarias para darle muerte".
Historia de violencia
Salas "tiene una larga historia de maltrato y denigración a la mujer". Existen múltiples denuncias realizadas en el viejo sistema por distintas parejas suyas, e incluso la mujer con la que estaba al momento del femicidio señaló que fue víctima de violencia de género, y que la obligó a prostituirse. Agregó que lo mismo le había hecho a una de sus novias anteriores.
A Salas también se le atribuyó la tentativa de femicidio de una adolescente de 17 años, ocurrida en julio de 2016. Si bien después del crimen de la Estación Mitre el imputado 'desapareció' por un tiempo de Santa Fe, regresó a mediados de año. Fue entonces cuando dos policías lo encontraron estrangulando a una chica en un galpón ubicado a pocos metros de la esquina en la que solía trabajar Gisela.
Después de acordar un pase sexual con la menor, la llevó engañada (al igual que a su víctima anterior) hasta una obra en construcción, donde la obligó a sacarse las prendas inferiores, la golpeó y comenzó a estrangularla. Una vecina escuchó los gritos desesperados de la joven, y llamó al 911. La pronta intervención policial salvó a la menor.
Si bien se detuvo a Salas, por entonces sólo se le atribuyó el delito de "lesiones leves" y se lo dejó en libertad bajo medidas alternativas a la prisión preventiva. El hecho fue recalificado por la fiscal Del Río Ayala en la audiencia en la que imputó el femicidio de Gisela.