Lo que comenzó como una situación común en la vida diaria de Hugo Almada, colectivero de la línea 16, terminó en un violento suceso que por poco le cuesta la vida.
El chofer fue lastimado en la cabeza por un piedrazo que le arrojó un joven que intentó viajar sin pagar el boleto. Tras el ataque, el agresor huyó, pero fue detenido por la policía minutos después. Almada sufrió un traumatismo leve y agradeció el rápido accionar de las autoridades.
Lo que comenzó como una situación común en la vida diaria de Hugo Almada, colectivero de la línea 16, terminó en un violento suceso que por poco le cuesta la vida.
El hecho ocurrió el lunes por la noche, cuando un individuo intentó viajar sin pagar el boleto. Al ser rechazado por el chofer, el joven reaccionó de forma salvaje, arrojándole una piedra a la cabeza que pudo haber tenido consecuencias fatales.
Eran cerca de las 20 horas cuando Almada, de 57 años, se encontraba cubriendo su recorrido habitual. Al detenerse en el emáforo en la esquina de General Paz y Javier de la Rosa, un joven se acercó al colectivo y pidió subir sin pagar el boleto.
El conductor, con 31 años de experiencia en su oficio, le negó el viaje, lo que provocó una violenta reacción por parte del "pasajero".
"Yo estaba trabajando, eran más o menos las 20 hs. Venía en el recorrido de regreso, y en General Paz y Javier de la Rosa me detengo por el semáforo en rojo. En eso se acerca este muchacho y se sube a la unidad, me dice '¿me llevás?' Obvio que le digo que no. Tengo 31 años de colectivero, ya sabía cómo iba a reaccionar este individuo. Entonces le vuelvo a decir que no. Me vuelve a decir, '¡dale, llevame!', y le digo 'no entendés el no'. Me quedó mirando un poco, y en eso el semáforo iba corriendo, cuando se estaba por poner en verde hace un movimiento y me tira un pequeño golpe que no llega a tocarme", relató Almada a El Litoral, aún impactado por lo sucedido.
El muchacho, identificado como Ramón Francisco Reboledo, de 24 años, no conforme con la negativa, bajó de la unidad, recogió una piedra de la calle y la arrojó directamente contra la cabeza del conductor.
"El muchacho baja de la unidad, agarra una piedra y me la parte en la cabeza. Ahora lo puedo contar tranquilo, pero cuando veo la piedra y veo cómo tengo la cabeza, doy gracias a Dios que no me mató", expresó el chofer, visiblemente aliviado de que el ataque no hubiera sido más grave.
El cascote, de unos 10 cm de diámetro, golpeó a Almada en la cabeza y le causó un traumatismo. Tras el impacto, el conductor, aturdido pero consciente, decidió no quedarse en el lugar del ataque. "Después del golpe reinicio la marcha y fui hasta la Seccional 8va. Justo había un montón de policías", detalló. En la comisaría, el conductor fue atendido de inmediato, y una testigo, aportó una descripción clave del agresor.
Minutos después, la policía comenzó la búsqueda del atacante, quien se había dado a la fuga tras el incidente. Gracias a la rápida intervención de los agentes, lograron localizar y detener a Reboledo en la intersección de Javier de la Rosa y Marcial Candioti. El joven, oriundo de San Javier, fue trasladado a la comisaría y quedó a disposición de la justicia por el delito de Lesiones.
En el lugar del ataque, una unidad sanitaria se hizo presente para asistir a Almada. El médico que lo evaluó dictaminó que el conductor sufrió un traumatismo leve en la cabeza, que no ameritaba su traslado a un centro médico.
Sin embargo, se le recomendó reposo, la aplicación de hielo y la ingesta de analgésicos. La División de Medicina Legal determinó posteriormente que Almada necesitará un plazo de 8 días para su total recuperación.
A pesar de la gravedad del hecho, el colectivero se mostró agradecido por el rápido accionar de la policía y la atención recibida. "Quiero agradecer especialmente a la policía. Me trataron muy bien y se portaron bárbaro. Me atendieron enseguida, me llamaron la ambulancia. El médico me dijo que tengo un hematoma muy importante en la cabeza. Me dijo el de la ambulancia que es un hematoma, que tome ibuprofeno, me ponga hielo y que esté atento. Por suerte, no perdí el conocimiento en ningún momento", relató el damnificado con alivio.
El episodio ha dejado una huella en el colectivero, quien expresó su frustración por la actitud de algunas personas que no respetan su trabajo. "Esta gente no entiende que es nuestro trabajo. Yo ya llevo 31 años en este oficio, y siempre se tuvo que pagar. Como pagamos la luz, el impuesto o en el supermercado. Es una regla que todos conocen, pero algunos creen que pueden pasar por encima de ella", culminó.