Danilo Chiapello
Los mayores daños se produjeron en la sacristía y en el salón de los monaguillos. También robaron el equipo de audio del altar.
Danilo Chiapello
Son horas muy tristes para los vecinos de barrio Nueva Pompeya. Es que esta madrugada autores ignorados ingresaron a la parroquia Nuestra Señora del Rosario donde robaron algunos objetos y provocaron un incendio.
Del hecho se supo cerca de las 2.30 cuando algunos vecinos advirtieron los destellos del fuego y columnas de humo que salían desde el interior del templo ubicado en Peñaloza al 8200, esquina con French.
Aterrorizados, esos mismos vecinos llegaron hasta la casa del padre Julián, que vive al lado de la parroquia y lo alertaron de lo que estaba sucediendo, mientras se producían los primeros pedidos de auxilio a los bomberos.
Poco después, llegó al lugar una dotación de los Bomberos Zapadores quienes tras una ardua labor lograron conjurar la acción de las llamas.
No obstante, el siniestro dejó daños de magnitud sobre todo en la parte de la sacristía y en el salón de los monaguillos, según indicó “el polaco” Wieslaw; colaborador del padre Julián.
Libros Sagrados
En su ataque al lugar, los vándalos primero violentaron la reja de una ventana de la sala de los monaguillos y desde allí se ganaron al interior de la iglesia. Robaron todo el equipamiento de sonido instalado en el altar para celebrar misa.
Pero no conforme con lo hecho hasta allí, los intrusos dieron rienda suelta a su locura cuando decidieron prender fuego el lugar. Para ello se valieron de los libros de la Liturgia con los que armaron una fogata, cuyas llamas rápidamente se propagaron a otras dependencias.
El fuego afectó distintos mobiliarios (algunos de ellos muy antiguos) donde se guardaban los cáliz y los libros de misa.
La reconstrucción
* “No entendemos el porqué de semejante hecho. La sacristía quedó totalmente destruida como así la sala de los monaguillos. Han quemado los libros de misa, las casullas, las albas, en fin... todo esto provoca mucho dolor”, dijo Wieslaw en diálogo con El Litoral.
“Estamos en una zona donde luchamos mucho por dar asistencia a la gente que más lo necesita. Brindamos comida y también capacitación laboral. Pero bueno... la inseguridad llega a todos lados y esta vez nos tocó a nosotros”, agregó.
Si bien lo ocurrido causó una profunda conmoción en el vecindario, esta mañana gran cantidad de hombres, mujeres y algunos niños, se acercaron para colaborar.
Ya con las primeras luces del día, un nutrido grupo de personas puso en marcha la reconstrucción del lugar. Los escombros más dañados por el fuego fueron ubicados dentro de un contenedor, mientras otras pertenencias intentaban ser reparadas.