Personal médico del hospital Cullen atravesó este jueves un inesperado momento cuando descubrió que una mujer, a la que habían ingresado al nosocomio como lesionada en un accidente de tránsito, tenía un impacto de bala en su cabeza.
La víctima es una mujer de 45 años. Permanece internada en el Shoock-room en condición crítica.
Personal médico del hospital Cullen atravesó este jueves un inesperado momento cuando descubrió que una mujer, a la que habían ingresado al nosocomio como lesionada en un accidente de tránsito, tenía un impacto de bala en su cabeza.
La víctima, identificada como Yesica Vanesa Cáceres,de 45 años, fue llevada de urgencia a las 7,40 hs al centro médico por una ambulancia del Sies 107, tras un supuesto siniestro vial ocurrido en la intersección de Rivadavia y Matheu, en barrio Coronel Dorrego.
En dicho lugar el personal de emergencias encontró a la mujer caída junto a una motocicleta, que había derrapado y terminó debajo de otro vehículo que estaba estacionado. Esta escena fue la que llevó a pensar que todo se trataba de un siniestro vial.
El diagnóstico inicial indicaba que Cáceres había sufrido politraumatismos de carácter grave. Sin embargo, durante el examen realizado por los profesionales, se descubrió algo mucho más alarmante.
Uno de los médicos constató que la infortunada teníá un impacto de bala en la cabeza. La herida presentaba un orificio de entrada en la zona parietal izquierda del cráneo, y el proyectil había quedado alojado en su pómulo izquierdo.
La situación se tornó aún más dramática cuando, alrededor de las 9,30 hs uno de los médicos entregó a las autoridades un frascoco que contenía lo que parecía ser un fragmento de plomo, extraído del pómulo izquierdo de la paciente.
Este impensado giro de los hechos motivó el inicio de una investigación que busca determinar las circunstancias en que se produjo dicha agresión.
En este sentido algunos creen que Cáceres pudo haber sido herida por un delincuente que intentó robarle la moto. A su vez otros sospechan que la mujer también pudo recibir el balazo cuando quedó en medio de un tiroteo.