"Ya no sabemos qué hacer. La situación no da para más, y lo peor de todo es que acá vive gente trabajadora. Los que pudren el barrio son muy pocos, pero nos perjudican a todos", dice Juan, un vecino que habita en la zona de avenida Mosconi al 1900.
Los reclamos de los vecinos son muchos. Pero el de la inseguridad es el que más les preocupa. Denuncian el consumo de drogas de todo tipo.
"Ya no sabemos qué hacer. La situación no da para más, y lo peor de todo es que acá vive gente trabajadora. Los que pudren el barrio son muy pocos, pero nos perjudican a todos", dice Juan, un vecino que habita en la zona de avenida Mosconi al 1900.
El Litoral llegó a este sector del cordón suroeste de la capital provincial luego de una advertencia sobre el abandono que evidencia barrio Santa Lucía al circular por avenida Mosconi. Y es verdad: se observan minibasurales a cielo abierto cada 200 metros, autos abandonados, aguas servidas, una plaza destruida y malezas altas.
Que el barrio necesita mejoras es real. Pero el problema, que no es menor, es que cuando se hace algo no dura y todo vuelve a foja cero. Milagros, otra vecina, precisó detalles según los últimos acontecimientos.
"Cuando vino la Municipalidad a reponer los focos, al otros día ya estaban todos rotos. Cuando en el marco de las elecciones una agrupación colocó unos tachos de basura con cemento, para que las bolsas estén contenidas ya que el camión recolector no entra al interior del barrio, a los dos días se los robaron… ¿cómo hacés para recibir mejoras si acá no dura nada? Es la realidad en la que vivimos", cuenta. Y agrega: "Mirá la plaza (por el sector de juegos que está lindante de la vecinal General Mosconi), mirá las hamacas como están… es imposible que un chico vaya. Está todo destruido".
En la recorrida realizada, El Litoral encontró a Carlos en la puerta de su domicilio. En realidad, en el patio delantero que está entre la puerta de su casa y las rejas que pasan por encima de la línea de edificación.
Un agujerito que se ve desde la calle llama la atención. Parece una mirilla. Pero no lo es, porque además de que éste no está centrado hay otro que si lo está y parece ser el original.
El misterio quedó resuelto cuando Carlos contó por qué su puerta tiene ese agujerito. "Hace unos días, en plena siesta, se agarraron a los tiros dos grupitos en la plaza. Y uno de esos tiros impacto primero en la pared, rebotó y le dio a mi puerta", relata. Y agrega: "Acercate y mirá el portón de mi vecina".
Tras la sugerencia, El Litoral comprobó lo que decía el hombre. Un proyectil atravesó de costado el portón y dejó su huella perfectamente marcada.
"Podría haber sido una tragedia. Imaginate si justo salía alguien de esa casa o había un chico jugando en mi patio delantero. No estamos hablando de una muerte injusta porque Dios no quiso", remarca Carlos.
Un detalle a tener en cuenta es que las viviendas afectadas están a unos 30 metros de la plaza conocida como la de la vecinal Mosconi por su cercanía con la institución y que está emplazada sobre la avenida homónima al 1900, entre Corrientes y Juan de Garay .
"Yo vivo acá desde que nací. Me vine a este sector en particular hace 51 años. Por entonces no era lo que es hoy. La gente siempre buscó el progreso, vivir bien. Era un barrio de toda gente trabajadora. Y lo sigue siendo, lo que pasa es que ahora hay jóvenes que consumen drogas y nos perjudican a todos", dice.
Sobre la presencia policial por las calles del barrio, los vecinos señalan que se ve pero de paso. Como avenida Mosconi es una calle de circulación rápida para llegar a diferentes barrios, a diario la atraviesan los móviles de norte a sur y de sur a norte pero solo con esa finalidad, al menos que pase algo puntual en Santa Lucía y ahí sí frenan.
Por último, los vecinos de este barrio desean una sola cosa: recuperar la tranquilidad de antes. No saben cómo podría ser posible. Por lo añoran profundamente bajo la frase trillada que dice: la esperanza es lo último que se pierde.