José Fernández, un herrero de 80 años, está agotado y angustiado debido a una serie de robos que sufrió en su taller de herrería ubicado en el barrio Barranquitas, donde también vive.
José Fernández, un herrero de 80 años, está desesperado. Ha presentado 22 denuncias (en la Policía y en Fiscalía), pero sus pertenencias no fueron recuperadas. El último robo lo dejó devastado.
José Fernández, un herrero de 80 años, está agotado y angustiado debido a una serie de robos que sufrió en su taller de herrería ubicado en el barrio Barranquitas, donde también vive.
En una carta desgarradora que envió a El Litoral, Fernández compartió su desesperación y el impacto devastador que esta seguidilla de hechos delictivos ha tenido en su vida.
El taller de Fernández, ubicado sobre Luciano Molinas al 3800 (casi esquina con Brasil), ha sido víctima de más de 20 robos en los últimos tiempos. Pero su derrumbe remite a estas semanas donde sufrió tres robos en tan solo 15 días.
En su carta, lamenta que estos incidentes lo han dejado con un profundo sentimiento de vacío, ya que los ladrones han despojado su taller de herramientas y equipo esenciales para su trabajo como herrero.
Acorralado por la situación el hombre buscó desesperadamente justicia, presentando 22 denuncias ante la policía (en la Seccional 6ta.), proporcionando información valiosa sobre la ubicación de sus pertenencias robadas.
Sin embargo, hasta el momento, sus esfuerzos no dieron resultado porque no se recuperó ninguno de los elementos que eran de su propieda. Incluso después de haber informado a la Fiscalía, sus máquinas y herramientas siguen sin aparecer.
El robo más reciente, que ocurrió el 10 de octubre, fue particularmente devastador. Los ladrones arrancaron los candados de su portón y saquearon su taller, llevándose herramientas y equipo esenciales para su trabajo.
"Me abrieron la puerta del auto, me sacaron la rueda auxiliar, el gato mecánico, una olla de 3 patas, una parrilla, dos amoladoras, una máquina de soldar (que había comprado usada y que pesaba 30 kg; la llevaron en un carro, como a las 3 o 4 de la mañana), prolongaciones, etc. Gracias a Dios, andaba la Policía Comunitaria. Estaban por hacer un allanamiento en Villa del Parque, como a las 5 de la mañana. Al pasar, vieron el portón abierto, y como una mujer policía sabía lo que me había ocurrido anteriormente se imaginó que lo hallado era mío y me lo acercó. Fue poquito pero algo recuperé...", reflexionó.
En su última parte el hombre afirma que "es increíble lo que está pasando en esta zona. No hay cámaras de seguridad, ni recorridas policiales a la noche. No puedo vivir más así. Tengo 80 años y hace 65 que trabajo de herrero. Mi vida es laburar, pero ya no puedo más", sentenció.