Silvana, una valiente mujer de 36 años, madre de dos hijos, ha pasado por un infierno y ahora enfrenta una nueva pesadilla en su vida.
Hace un tiempo cayó en una red de Trata de Personas. Durante meses la golpearon y la obligaron a prostituirse. Se escapó y se instaló en una casita en barrio Pompeya. Este martes, por cuarta vez en un mes, su vivienda fue desvalijada.
Silvana, una valiente mujer de 36 años, madre de dos hijos, ha pasado por un infierno y ahora enfrenta una nueva pesadilla en su vida.
Hace algún tiempo, esta mujer de aspecto frágil cayó en las garras de la trata de personas, siendo víctima de abuso y explotación durante meses. Desesperada por escapar de esa terrible situación, logró liberarse y encontró refugio en una modesta casita en el Barrio Pompeya.
Sin embargo, su lucha no ha terminado. Este martes, por cuarta vez en tan solo un mes, su vivienda fue blanco de ladrones. El asalto dejó a Silvana y su hijo de 9 años en una situación de completa indefensión.
El modus operandi de los delincuentes fue particularmente violento. Rompieron puertas y ventanas, saquearon la casa y se llevaron no solo objetos de valor, sino también mercaderías y utensilios de cocina. "Sacaron todo lo que son cables, destrozaron los vidrios, mercaderías, hasta las ollas me llevaron. Me dejaron sin nada", dijo entre lágrimas a El Litoral.
Para Silvana, esta serie de robos es una pesadilla que la ha dejado sin recursos y sin la posibilidad de trabajar. "Me gano la vida como empleada doméstica y cuido personas mayores. Pero no puedo salir de mi casa porque tengo miedo... esta gente va a volver", reveló.
Por si fuese poco cuando la damnificada recurrió a la policía se encontró con una respuesta desalentadora: agentes de la subcomisaría 3ra. tomaron contacto con ella pero le dijeron que "no podían hacer nada".
La historia de Silvana se complica aún más por su pasado traumático. Hace seis años, fue víctima de un secuestro en Santa Fe que la sumió en un infierno de abusos y explotación sexual. A pesar de haberse liberado y buscar ayuda psicológica, las secuelas de ese terrible episodio la persiguen en forma de pesadillas y temores.
Silvana sospecha que quienes la sometieron a ese tormento en el pasado estén detrás de estos robos, y siente que su vida corre peligro. A pesar de su valentía y determinación para no tomar la justicia por mano propia, se encuentra en una situación de indefensión total.
Hoy la mujer permanece encerrada en su casa porque teme por su vida. "Los que me secuestraron están todos libres. Pienso que son ellos los que me roban porque se quieren vengar. Quiero que alguien me ayude por favor", sentenció.