"No sabemos si esto es una zona liberada o abandonada. Pero lo concreto es que en estas condiciones ya es casi imposible seguir trabajando". La frase pertenece a Facundo, el dueño de un parador ubicado en El Espigón I y de un drugstore ubicado frente a El Quincho de Chiquito, negocios que fueron vandalizados en las últimas horas.
El último de los hechos ocurrió durante la madrugada del viernes cuando varios desconocidos intentaron ingresar al tradicional comedor de pescado, pero fueron "corridos" por el sereno del lugar.
Cerradura forzada. Crédito: El Litoral
Sin embargo los delincuentes no se dieron por vencidos. Acto seguido bajaron al parador ubicado en la playa, violentaron un candado, abrieron un portón y sustrajeron gran cantidad de mercaderías y herramientas.
Segundos después repitieron la faena en un flamante drugstore ubicado frente a los carribares (había sido inaugurado 48 horas antes) al que lo desvalijaron.
Portón forzado y robo en la zona de espigones de la costanera. Crédito: Mauricio Garín
Turismo acosado
A su turno María Luisa Verón, la propietaria de El Quincho de Chiquito, señaló su preocupación por los reiterados hechos de inseguridad que se dan en la zona.
"Estamos muy angustiados. Como todo el mundo sabe nosotros en el negocio tenemos muchos objetos que son un patrimonio histórico de Santa Fe. Tiene un alto valor afectivo", señaló en diálogo con El Litoral.
"Hemos puesto alarmas, pagamos un sereno, pero sentimos que nada alcanza. Todas las semanas estamos sufriendo algún hecho. Hace unos días una clientaque estaba almorzando tuvo que salir corriendo cuando se dio cuenta que le estaban robando su moto", comentó.
"Otra vez nos entraron y se llevaron una máquina hormigonera, un montón de herramientas y otros objetos"
"Toda esta zona es muy oscura. Pedimos a la policía que haga algo. Que nos den protección por favor", reclamó.
Así quedó el portón violentado. Crédito: Mauricio Garín
"Si no pueden robar, rompen"
Por su parte Facundo agregó que "El Quincho de Chiquito es un motivo de atracción turística. Sin embargo los turistas son quienes peor la pasan por el acoso de personas violentas. Les piden dinero de mal modo. Y hubo hechos de robo".
"Mi parador en invierno se convierte en una suerte de hostel. Y no son linyeras que buscan refugio. Son delincuentes que vienen expulsados de sus barrios. Roban de todo para vender, cualquier cosa. Y si no pueden robar, rompen."
"Con la gente de El Quincho...estamos desesperados. Este es un lugar de turismo emblemático que se convirtió en una odisea. Hace poco estuve hablando con personal de la Municipalidad que habían venido a almorzar con funcionarios de Buenos Aires. La pasaron muy mal con los "trapitos", cerró.
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