Durante la noche del viernes un tren de la empresa Belgrano Cargas fue atacado por varios delincuentes que saquearon varios vagones, en un grave incidente ocurrido en el kilómetro 8, del ramal F1, esto es, en jurisdicción de Santo Tomé.
Tras provocar un desperfecto en el sistema de frenos la formación debió detenerse. Minutos después una horda de malvivientes abrió las boquillas de los vagones y sustrajo parte de su cargamento.
Durante la noche del viernes un tren de la empresa Belgrano Cargas fue atacado por varios delincuentes que saquearon varios vagones, en un grave incidente ocurrido en el kilómetro 8, del ramal F1, esto es, en jurisdicción de Santo Tomé.
El suceso se produjo en el tren N° 5036, cuya locomotora guiaba a 61 vagones repletos con casi 4 mil toneladas de granos (en su mayoría soja). A bordo de la máquina, el conductor y su acompañante se vieron impotentes ante una interrupción inesperada del viaje.
Eran aproximadamente las 23,45 horas cuando la pesadilla comenzó. Un problema en el flujo de aire obligó al tren a detenerse en el sector correspondiente al kilómetro 8 del mencionado ramal F1, ubicado en el lado de Santo Tomé.
Fue en ese preciso momento cuando los acontecimientos tomaron un giro siniestro. De entre las sombras emergió un grupo de individuos quienes aprovecharon la vulnerabilidad de la situación y procedieron a cometer el acto vandálico.
Varios vagones fueron forzados y abiertos de manera violenta por los saqueadores. Los vagones afectados fueron identificados como el número 4008702, 4008728, 4008348 y 4009650, a los cuales les abrieron sus boquillas tanto de su lado izquierdo como derecho.
Pero el saqueo no se detuvo ahí. El vagón 4008983 sufrió el mismo destino, con la apertura de todas sus compuertas en el lado par, y el vagón 4009262 experimentó la misma suerte, con todas sus compuertas abiertas en el lado impar.
Estos actos de vandalismo resultaron en pérdidas cuantiosas cuyo valor se determinará en la próxima báscula, dado que en Santa Fe no se dispone de una balanza para realizar el pesaje necesario, según indicaron voceros.
"En rigor lo que le pasó a este tren no fue un problema mecánico sino que fue la consecuencia de un hecho premeditado", opinó uno de los investigadores en diálogo con El Litoral.
Atentos a lo ocurrido en casos anteriores, quienes tienen como objetivo robar el cargamento que llevan los trenes recurren a dos técnicas: una consiste en hacerlo descarrilar, colocando troncos sobre las vías. La otra es hacerlo detener.
En el caso de Santo Tomé los delincuentes recurrieron a la segunda modalidad. La misma consiste en trepar a la formación ferroviaria para luego cerrar una llave que controla el paso de presión de aire que sirve para frenar las ruedas. Al cerrar dicha llave (que se ubica entre los vagones), el tren se tiene que detener porque se queda sin frenos.