Una historia signada por la violencia de un hombre que no podía aceptar que quien fuera su pareja decidió separarse, y que después de haberla amenazado de muerte decidió cumplir su promesa, apuñalándola en el vientre para provocarle un aborto. Ella sobrevivió, también lo hizo su bebé, y el agresor aceptó pasar 10 años en prisión.
Jonatan Olivera firmó un acuerdo de juicio abreviado este lunes, en el que se responsabilizó por diversos hechos de violencia de género, robo, evasión y lesiones. El fiscal Estanislao Giavedoni y el defensor público Javier Casco presentaron el escrito ante el juez José Luis García Troiano, quien lo admitió y dará su resolución por escrito.
El raid delictivo del imputado comenzó en marzo de 2020 y se detuvo recién en diciembre, cuando fue detenido. En total, se le endilgaron 6 hechos cometidos ese año, sumados a un séptimo en marzo de 2021, cuando cumplía prisión preventiva en la Comisaría 12 de Santo Tomé y junto a cuatro detenidos limó los barrotes de una ventana y se dio a la fuga.
La primera denuncia contra Olivera data del 26 de marzo de 2020. Esa madrugada, alrededor de las 0.20, se presentó en la casa de barrio Varadero Sarsotti donde vivía su ex pareja (que en ese momento estaba reunida con una amiga) con la intención de convencerla para que volviera con él.
Ante la negativa de la mujer, Olivera comenzó a agredirla con un cuchillo de mesa tipo tramontina, lesionándola en el muslo izquierdo. Mientras, la amenazaba de muerte y manifestaba que iba a quemarle la casa con ella adentro.
La madrugada del 13 de septiembre, en inmediaciones de Raúl Tacca y Colón (barrio Centenario), se cruzó con su ex y le manifestó que buscaría un arma en su casa para "agarrarla a tiros".
La violencia venía en escalada y llegó a su punto cúlmine la noche del 30 de noviembre de ese año. Olivera retenía a su ex pareja en un domicilio, amenazándola con que la golpearía si salía de allí. Asustada por su seguridad y la de su bebé, ya que tenía un embarazo avanzado, la mujer se arriesgó y huyó a la casa de una vecina en busca de auxilio.
Pero él la persiguió, cuchilla en mano, y le asestó una puñalada en el abdomen, del lado izquierdo. Según lo atribuido a Olivera, y de lo que se responsabilizó, su intención era asesinarla o, en su defecto, provocarle un aborto. Acto seguido huyó del lugar, dejando a la embarazada gravemente herida. La socorrió su vecina.
Pero los delitos contra su ex no fueron los únicos endilgados al imputado. El 23 de septiembre de 2020 sustrajo el teléfono celular de un nene de 10 años que circulaba junto a su madre por Nicasio Oroño y Reconquista. Lo empujó, le arrebató el móvil y se fue corriendo.
Lo persiguieron una cuadra, hasta la intersección de Reconquista y Raúl Tacca, donde el delincuente tomó un ladrillo del suelo y se lo arrojó en la cabeza a la mujer.
Acto seguido, y como ella le dijo que radicaría la denuncia, Olivera la amenazó. En concreto, desenfundó un arma de fuego y le apuntó mientras le manifestaba que le pegaría un tiro "para que lo denunciara con razón".
La detención de Olivera se realizó recién a mediados de diciembre de 2020, y el 18 de ese mes la jueza Sandra Valenti ordenó su prisión preventiva. A poco más de un año, y después la evasión y su recaptura, firmó un acuerdo de juicio abreviado aceptando su culpa en todos los delitos endilgados.
Estos son: "amenazas coactivas calificadas por el uso de arma blanca y lesiones leves calificadas", "amenazas", "amenazas coactivas y tentativa de femicidio agravado por el vinculo en concurso ideal con tentativa de aborto", todos en un contexto de violencia de género. Además "robo", "lesiones leves", "amenazas calificadas por el uso de arma" y "evasión".
Jonatan Olivares aceptó la condena a 10 años de prisión, el acuerdo fue admitido por el juez García Troiano este lunes al mediodía y sólo resta su resolución.