Martes 20.4.2021
/Última actualización 22:06
Nicolás Gabriel González falleció luego de que una bala le atravesara el corazón. La madrugada del sábado 27 de febrero fue atacado por dos muchachos, en una fiesta clandestina organizada en el patio de un domicilio de Alto Verde, en donde había más de 50 personas. Este fin de semana cayeron los principales sospechosos del homicidio del joven de 21 años.
La fiscal Ana Laura Gioria imputó la coautoría del homicidio de González a Fabricio Nicolás Zapata (24), quien quedó en prisión preventiva este martes, según lo dispuesto por la jueza Sandra Valenti. Durante la audiencia, en la que la defensora pública Leticia Feraudo solicitó la libertad bajo alternativas de su pupilo, también se dio a conocer que el autor material del crimen, otro joven de 24 años, fue detenido en Puerto Deseado, provincia de Santa Cruz. La orden de extradición fue librada este domingo, se espera que para el final de la semana P.T. esté en nuestra provincia y pueda ser imputado.
En cuanto a Zapata, fue aprehendido en su domicilio de Alto Verde este sábado por la mañana, en el marco de un allanamiento en el que se secuestró un revólver calibre 22 largo con carga completa, que estaba escondido en su habitación. Este lunes se le atribuyó la coautoría del "homicidio calificado por el empleo de arma de fuego" de Nicolás González, y la autoría de los delitos de "tenencia de arma de fuego de uso civil" y "violación de medidas contra epidemia".
La madrugada del sábado 27 de febrero, alrededor de las 3.30, un móvil policial fue consignado a una finca ubicada en la manzana 7 de Alto Verde, a una cuadra del terraplén. Múltiples llamados a la Central de Emergencias 911 alertaron sobre disparos en el lugar, y la presencia de dos heridos de bala.
Cuando los agentes arribaron al lugar vieron un tumulto de personas. Tendido en el piso, boca arriba, estaba González, que fue trasladado de urgencia al dispensario local. El joven llegó ya sin signos vitales y a pesar del intento por reanimarlo, ya no había nada que se pudiera hacer para salvarle la vida. Una bala le había perforado el corazón, otra el abdomen, y una tercera le rozó el hombro.
La otra víctima, un adolescente de 17 años, fue trasladado al Hospital José María Cullen donde logró recuperarse del balazo en las costillas que recibió.
Dos testigos presenciales fueron fundamentales para reconstruir cómo sucedieron los hechos, y señalaron quiénes perpetraron el crimen. Así, nombraron tanto a Zapata como a P.T., quienes acabaron con la vida de González sin siquiera mediar palabra.
La víctima se encontraba hablando con tres chicas cuando, de repente, P.T. lo empujó por la espalda para lograr que se girara. Así, el agresor retiró un revólver de su cintura y le disparó a quemarropa. El proyectil impactó de lleno en el pecho de González, que a pesar de ello continuó de pie.
Fue entonces que, según los testigos, Zapata golpeó en la cabeza a la víctima para que cayera y, ya en el suelo, le propinó varias patadas antes de que P.T. se acercara y disparara nuevamente, esta vez en el abdomen del muchacho. Inmediatamente después, ambos atacantes salieron corriendo del lugar, mientras el que portaba el arma gritaba "acá nadie vio nada" a la multitud.
Golpear a la víctima no fue la única participación que tuvo Zapata en el crimen de González. Una testigo vio cómo esa noche, antes del homicidio, el ahora imputado le entregaba el arma al tirador.
"Entendemos que se emprendió una conducta dirigida a causar la muerte, por un medio idóneo. Que si bien Zapata no efectuó disparo alguno, le hizo entrega del arma a P.T. y lo acompañó en todo momento, aplicó golpes a la víctima y, lejos de irse al escuchar el primer disparo, acompañó a P.T. hasta el final de su acto criminal, retirándose juntos", señaló la fiscal Gioria.
El imputado declaró que esa noche estuvo con el agresor, pero que en ningún momento participó del crimen ni estuvo involucrado en el asesinato de González. Su defensora, la Dra. Leticia Feraudo del Servicio Público Provincial de la Defensa Penal, cuestionó el grado de participación de Zapara en el crimen y ofreció una serie de medidas alternativas a la prisión preventiva solicitada por la contraparte.
En su resolución, la jueza Valenti dio por acreditada tanto la calificación legal seleccionada como los riesgos procesales planteados por la fiscalía: la fuga y el entorpecimiento probatorio. Así, ordenó que Zapata continúe el proceso privado de su libertad.