Gustavo Capeletti
Está ubicada en la capital provincial. La puerta fue rota a golpes. El magistrado pidió que se esclarezca el hecho. No es la primera que es víctima de este tipo hechos.
Gustavo Capeletti
La puerta de la vivienda que el juez federal de Reconquista, Dr. Aldo Mario Alurralde, posee en la capital provincial amaneció sobre el final de la semana pasada con evidentes signos de haber sido objeto de violencia.
La doble hoja de la abertura de madera oscura sufrió roturas en la zona media, justo en la zona de la cerradura de bronce, que quedó astillada como consecuencia de haber sido atacada con un elemento contundente y con filo.
“Efectivamente, en la jornada del jueves por la tarde me comunican que habían dañado la puerta de mi vivienda en Santa Fe, a la que yo me traslado cuando tengo que estar por razones funcionales en la esa ciudad”, contó el magistrado a El Litoral.
Detalló más adelante que “es una casa en la que hace años resido allí”, ubicada en el barrio Candioti, y estimó que, evidentemente, por “el tipo de daño que hicieron se puede ver que es importante, no sé si tomaron la puerta con un hacha u otro elemento contundente porque directamente arruinaron la puerta, la reventaron. De manera tal que es llamativo este daño por el daño mismo”.
El Dr. Alurralde indicó que “por esto yo hice la correspondiente denuncia y espero que se aclare la situación, para saber cuál es el verdadero móvil de todo esto. Se está investigando y esperemos que se pueda aclarar”.
Por último, recordó que “no es la primera vez que hay algún tipo de mensaje, si es que a este hecho se le puede atribuir algún tipo de mensaje mafioso, pero no es la primera vez que lo he sufrido”, y dejó que claro que “de todas maneras, si este es un mensaje mafioso no hace cambiar mi tónica, mi forma de trabajar y mis convicciones, sobre todo en materia de lucha contra el narcotráfico”.
Hace tres años, el 7 de julio de 2019, el juez Alurralde se encontró con un mensaje mafioso cuando llegó a su despacho en el Juzgado Federal de Reconquista, ubicado sobre calle Belgrano. Arriba de su escritorio, al lado de su computadora de trabajo, yacía un pájaro muerto. ‘Está aplastado y puesto”, dijo en aquel momento y no dudó en calificarlo como un mensaje mafioso, aunque al igual que ahora aseguró que “si lo que buscan es amedrentarme, no lo van a conseguir”.
Con el edificio tribunalicio custodiado en forma ininterrumpida por Gendarmería y la imposibilidad de que el pájaro ingresara por la ventana (cuyos vidrios permanecían invariablemente cerrados) y muriera aplastado por su propia cuenta, la novedad trajo preocupación en el fuero federal. Hasta la actualidad, ese suceso no fue esclarecido.
A su vez, tres años antes, el 9 de julio de 2016 cuando el titular de fuero federal norteño regresaba a su hogar en Nicanor Molinas, pequeño poblado enclavado 21 kilómetros al oeste de Reconquista por la Ruta Provincial 40 un vehículo se le puso a la par y sus ocupantes, tras bajar la ventanilla del acompañante, y le mostraron un arma en clara de señal amenazante.