Miércoles 23.8.2023
/Última actualización 20:20
Este miércoles comenzó el juicio al pintor acusado de haber asesinado a Mónica Rita Rampazzo y Rafael Espino en octubre de 2018. El matrimonio fue encontrado sin vida en la cocina de su vivienda, en Barrio Sur. Llevaban varios días muertos, por lo que su hijo Rodrigo, quien era cuadripléjico y tenía una discapacidad mental, se convirtió en la tercera víctima del asesino, ante la falta de atención familiar.
Los jueces Sebastián Szeifert, Pablo Ruiz Staiger y Pablo Spekuljak están al frente del debate que tiene en el banquillo de los acusados al pintor y albañil Omar Gabriel Albornoz (44). Los fiscales Ana Laura Gioria y Andrés Marchi esperan que sea condenado a prisión perpetua como autor del “doble homicidio calificado criminis causa”, “robo” y “abandono de persona seguido de muerte”.
Al frente del debate se encuentra el tribunal conformado por los jueces Pablo Spekuljak, Sebastián Szeifert -presidente- y Pablo Ruiz Staiger. Créditos: Flavio RainaLa defensa de Albornoz está en manos del abogado particular Dionisio Ayala, quien rechazó categóricamente las acusaciones vertidas sobre su defendido y sostuvo su inocencia, por lo que solicitó que al finalizar el juicio sea absuelto de culpa y cargo.
Alegatos
La primera en realizar sus alegatos fue la fiscalía, que hizo una descripción de la acusación. Según su teoría del caso, Albornoz acudió al domicilio de calle Francia al 1180 el sábado 20 de octubre de 2018 y entre ese mediodía y la mañana del día siguiente asesinó al matrimonio Espino.
De la casa se llevó dólares y la camioneta Renault Duster bordó de la familia, dejando a Rodrigo, quien no podía valerse por sí mismo, en su habitación. Allí sería encontrado cuatro días más tarde con un severo cuadro de deshidratación, que el 28 de octubre le causaría la muerte en el Hospital Cullen. Por esto, la Dra. Gioria solicitó que Albornoz sea condenado a la pena máxima.
El abogado Dionisio Ayala asumió la defensa de Albornoz, y espera conseguir la absolución. Créditos: Flavio RainaAl momento de alegar, el defensor Ayala señaló: “Voy a rechazar en forma categórica la acusación”. Para él, las circunstancias por las que su cliente fue llevado a juicio son “arbitrarias”, negó que el pintor hubiera cometido un robo y mencionó a otro hombre como el posible autor del crimen. En esa línea, solicitó la absolución.
Hallazgo
Los primeros testigos en declarar fueron los peritos que acudieron al lugar del hecho, los policías que intervinieron y los miembros de la División Homicidios de la Agencia de Investigación Criminal (AIC). A través de sus testimonios la fiscalía intentó reconstruir lo ocurrido el miércoles 24 de octubre, cuando se tomó conocimiento del crimen, y los días posteriores.
La empleada doméstica de la familia fue quien dio aviso a la policía de que algo extraño había ocurrido. La mujer acudió a la casa de Francia al 1180 el lunes por la tarde, y nuevamente el miércoles, pero nadie la atendió. Tampoco le contestaban el teléfono. Fue por esto que, extrañada, acudió nuevamente allí en horarios de la noche del miércoles en cuestión, y notó dos cosas que le llamaron la atención.
Con estos detalles se acercó a la Comisaría 2da, y les contó sus sospechas, haciendo hincapié en que había sentido un olor nauseabundo emerger desde dentro de la vivienda, y en que le había llamado la atención que la luz de la cochera estuviera encendida, ya que el matrimonio solía tenerla apagada.
Los agentes solicitaron asistencia de otra unidad y se hicieron presentes en el inmueble. recordaron que apenas descendieron del vehículo notaron el intenso olor, y que tras no recibir respuesta al tocar la puerta, el subcomisario accedió a los techos saltando un tapial y luego ingresó al patio trasero de la vivienda. Desde allí, a través de una ventana, observó dos cadáveres en el suelo de la cocina comedor.
La compleja causa estuvo en manos de la fiscal Ana Laura Gioria desde su comienzo. Créditos: Flavio RainaDieron aviso al 911 y a la fiscalía, reunieron dos testigos y forzaron la puerta del garage para entrar. Uno de los oficiales grabó con su celular el momento en el que entraron, recorrieron el garage e ingresaron al comedor, donde estaban los cuerpos. El matrimonio yacía uno al lado del otro, Rita tenía una piedra colocada sobre el pecho mientras que su marido estaba boca abajo, ambos en un charco de sangre. Las huellas rojas de las patas de su perro cubrían casi todo el piso, tanto de ese sector de la casa como del baño y parte de las habitaciones.
Rodrigo, que continuaba con vida, estaba en su cama. Una vecina lo asistió y convocaron rápidamente al 107 para que lo atendieran. Fue trasladado hasta el Cullen, donde quedó internado.
El pintor
La declaración del abogado y amigo de Espino fue fundamental para la investigación. Así lo recordó una de las uniformadas del equipo de Homicidios, quien señaló que el letrado se presentó y les aportó información muy relevante.
Les dijo que en la casa había dinero, dólares provenientes de la reciente venta de un inmueble, que Espino guardaba en dos cajas fuertes. Además, señaló que últimamente el hombre estaba preocupado, porque los pintores que estaban trabajando en su casa lo habían visto, así que cambiaba las cajas de lugar continuamente. El abogado aportó el nombre y número de teléfono de Albornoz, a quien él mismo había recomendado para que trabajara en la casa de su amigo.
A raíz de este testimonio, la policía volvió a acudir al domicilio el jueves 25 de octubre, en busca de las cajas. Tras revisar los muebles, las encontraron y se procedió a su secuestro. Ambas estaban cerradas con llave. Esa misma noche, en la esquina de La Rioja y Azopardo, apareció estacionada la camioneta Renault Duster del matrimonio, la cual tenía dos golpes del lado derecho y le faltaba la patente delantera.
Entrevistando a los vecinos lograron saber que el vehículo había estado en una “cochera” informal, y al hablar con los dueños éstos señalaron que quien la había llevado y sacado de allí era un hombre “moreno y grandote”, que si bien no recordaban su nombre, sí sabían el apellido de su madre y por qué zona residía. La policía descubrió que el aportado era el apellido materno de Albornoz, y que el domicilio señalado era en el que convivía con su madre.
El juicio continuará este jueves y se prevé que declaren alrededor de 100 testigos, tras lo cual se realizarán los alegatos finales. Aún no se ha fijado fecha para la lectura del veredicto, que en principio sería los últimos días de la próxima semana.