El papá de Lucio Dupuy, el nene cruelmente asesinado el 26 de noviembre, siente la necesidad de escuchar la decisión de la justicia con respecto a la progenitora del chiquito y su novia, las principales acusadas del crimen.
A Cristian lo movilizan la ansiedad por el veredicto, la necesidad de justicia por su hijo: “Estamos expectantes y va a ser un día muy importante para nosotros y para la sociedad. Ojalá se dé la perpetua”.
El papá de Lucio Dupuy, el nene cruelmente asesinado el 26 de noviembre, siente la necesidad de escuchar la decisión de la justicia con respecto a la progenitora del chiquito y su novia, las principales acusadas del crimen.
El día del veredicto los jueces decidirán si Magdalena Espósito Valenti, la mamá de Lucio, y su novia, Abigaíl Páez, son condenadas a prisión perpetua o absueltas. Por el cúmulo de pruebas en su contra expuesto en el debate oral, la lógica indica que deberían ser condenadas. Eso es lo que espera el papá de Lucio y lo expresa en su diálogo con Infobae: “Hoy si confío en la justicia, antes no. Antes me falló. Pero hoy confío en que el veredicto sea el que nosotros pedimos y el que se merecen”.
La acusación contra las dos mujeres es sumamente grave. Insume un párrafo entero: “Abuso sexual gravemente ultrajante por las circunstancias de realización con acceso carnal vía anal con un objeto; agravado por haber sido cometido por la ascendiente; con el concurso de dos personas y aprovechando la convivencia con la víctima menor de 18 años; todo como delito continuado; en concurso real con homicidio calificado por ser la ascendiente, por ensañamiento y alevosía”. A eso, la querella le agregó el agravante de “odio de género”.
Casi todos los integrantes de la familia Dupuy, coinciden en una frase cuando se dialoga con ellos: “transformamos el dolor en acción”. Y eso es precisamente lo que hace el papá de Lucio. Lo explica él: “Dia a día tanto mi papá (Ramón, el abuelo de Lucio) recibimos mensajes de padres, madres y abuelos con situaciones como la que vivimos nosotros. Es muy necesaria la lucha en la que nosotros estamos que es la Ley Lucio. Nuestra idea es salvar a los niños como Lucio. Queremos que sean escuchados. Ese es nuestro objetivo hoy en día”.
La larga espera por justicia que lleva Cristian se vio matizada en las últimas semanas. Es que el 23 de enero nació Matilda, hermana de Lucio. La llegada de una nueva integrante a la familia Dupuy ayuda a sanar, en algo, el alma de todos. Lo explica el flamante padre: “estamos recibiendo el nacimiento de mi hija que es una mezcla de emociones. En este momento podemos sentir un poco de alivio, de felicidad con la llegada de ella así que se nos hace un poquito más fácil ahora el día”.
Hace dos semanas, Cristian Dupuy decidió exteriorizar sus sentimientos. Lo hizo a través de una desgarradora carta en Facebook dirigido a su hijo, Lucio Abel: “Te extraño. Lo he intentado y es inútil, llevo un tiempo tratando de soltarte, pero es totalmente inútil intentar olvidar algo que está y siempre estuvo tan dentro de mí. Es imposible olvidar la sensación de cuando llegaste al mundo y te entregaron a mí envuelto en mantitas, imposible olvidar lo desgarrador y doloroso (que fue) verte en un cajón, cuando la ley de la vida dice que un hijo debe enterrar a su padre, y no así como pasó”, comenzó expresando.
“Una tortura constante vive en mí, recordando esa hermosa risa, y tu vocecita diciéndome ´papi’. Tu hermana sigue nombrándote, no te olvida y nunca lo va a hacer, porque tu recuerdo vive en nosotros y, con el amor que te tenemos, jamás podremos olvidarte. Mi papito, deseo que la vida me pase rápido, disfrutando de todo lo que tengo para volverte a ver. Te extraño”, cerró.
El día de la sentencia, la familia Dupuy estará presente en Santa Rosa. Cristian es, por ahora, el único que tiene asegurado estar dentro de la sala de audiencias, ya que no es un juicio público.
Por estas horas, a Cristian lo movilizan la ansiedad por el veredicto, la necesidad de justicia por su hijo: “Estamos expectantes y va a ser un día muy importante para nosotros y para la sociedad. Ojalá se dé la perpetua”.