Una monja de 53 años que fue detenida la semana pasada en barrio Las Flores I recuperó este lunes la libertad bajo alternativas a la prisión preventiva, luego de que la fiscal María Laura Martí la imputara por una serie de delitos y contravenciones que desde hace años tienen en vilo a los vecinos del monoblock 4.
En el barrio la llaman “la falsa monja” o “la monja cuchillera”, pero su primer apodo se vio desvirtuado al constatar las autoridades que el habito no es un disfraz, sino que en algún momento de su vida hizo votos religiosos y se alistó en la Orden del Carmen, perteneciente al Arzobispado de Rosario.
En cuanto a su segundo atributo -de monja cuchillera-, fue corroborado por una veintena de vecinos, que aseguran que suele andar con un arma blanca en la cintura y que con ella amenaza a viva voz a cuánto individuo se interponga en su camino.
Son varios los episodios que se relatan en la barriada de avenida Blas Parera y calle Millán Medina, en la zona norte de la ciudad. Muchas de esas historias fueron llevadas a tribunales el viernes pasado, cuando la fiscal Martí imputó a Elbia Eugenia L. por amenazas de distintos calibres, usurpación, desobediencia y falsas denuncias.
En una audiencia que estuvo dirigida por el juez Jorge Patrizi y que se realizó por Zoom, la representante del Ministerio Público de la Acusación (MPA) narró media docena de situaciones, que van desde discusiones por ruidos molestos que derivaron en la exhibición de arma; hasta la clausura de una de las escaleras de ingreso al monoblock 4 que dejó aislados a cuatro propietarios, dos de los cuales debieron buscar accesos alternativos, como lo fue abrir una puerta en el baño para salir a la calle.
La Justicia constató lo denunciado hace ya varios años -desde el 2014 que está cerrada la escalera-, y que afecta a los departamentos 13, 14, 15 y 17, porque el 16 y 18 están habitados por la imputada y una de sus hermanas, la cual también fue identificada la semana pasada por resistirse al mandato judicial.
Según consta en la carpeta judicial, la “Hermana Elbia” fue acusada de interrumpir un cumpleaños de 6 años, el 24 de noviembre de 2019, profiriendo insultos a adultos y niños por igual, a quines amenazó de muerte: “Los voy a degollar a todos”, les dijo blandiendo un cuchillo que llevaba bajo la sotana. En esa ocasión, fueron sus hermanas quienes se la contuvieron y llevaron a su casa, desde donde llamó al 911 para denunciar ruidos molestos.
Otra denuncia en su contra se remonta al comienzo de la pandemia, allá por abril, cuando un papá jugaba con sus hijos en el espacio común del monoblock 4. “Hijos de puta dejen de molestar, dejen de jugar a la pelota y vayan a trabajar”, les gritó la monja, que para sorpresa del hombre, sacó un cuchillo de un bolso de mandados y les gritó “los voy a matar, váyanse de acá”.
Ese día, una de sus hermanas, arrojó agua caliente sobre los niños que estaban jugando abajo. El denunciante contó que se decidió a pedir ayuda porque sino, son ellas (la monja y sus hermanas) las que “siempre llaman a la policía, cambian los hechos y como son personas mayores no les hacen nada”.
Pero al parecer, estas no fueron las únicas confrontaciones. De hecho el mes pasado, se registraron otros tres sucesos violentos que la señalan.
El 15 de octubre fue acusada de bloquearle el ingreso a los albañiles que llegaron para refaccionar uno de los departamentos del monoblock 4. Y la semana pasada, sin ir más lejos, hay quienes aseguran haber la visto con un cuchillo en la cintura gritando: “Vengan a decirme algo y van a ver lo que les pasa”; además del episodio en que corrió a los niños que jugaban en uno de los patios comunes y amenazó a la mujer que les ofreció refugio en su casa.
Este lunes, la monja Elbia L. fue llevada nuevamente a los tribunales para audiencia de prisión preventiva, donde el juez Gustavo Urdiales le concedió la libertad bajo alternativas, solicitada por el abogado del Servicio Público, Javier Casco. Con la conformidad de la fiscalía, la monja recuperó la libertad pero bajo la condición de mudarse de barrio -se irá a Los Ángeles-, así como un impedimento de contacto por cualquier vía con sus denunciantes, con lo que el incumplimiento de cualquiera de ellas la pondría nuevamente tras las rejas.