A Juan Ramón Cano, el hombre acusado de matar a puñaladas a Vanesa Soledad Castillo, casi no se le conocía la voz. Este hombre, de 33 años, está detenido desde el mismo 15 de febrero de 2018 en que la “seño” se desangró en las calles de Alto Verde, frente a su querida escuela Victoriano Montes. Hasta ahora, sólo había abierto la boca para pedir disculpas al policía que lo detuvo, a quien agredió en el momento del arresto. Pero este jueves se “salía de la vaina” por hablar, en el marco de la audiencia preliminar del juicio presidida por el juez Nicolás Falkenberg. De hecho, interrumpió dos veces a la querella para lanzar duras acusaciones. En ese sentido, apuntó contra una docente del establecimiento y también contra un supuesto jefe. “El patrón de Vanesa me mandó a ‘sicariarla’. Me pagaron 50 mil pesos para que la mate. Fui re drogado y la maté”, reconoció el hombre y agregó que no se iba a comer el “garrón”, una condena a “perpetua” por “otro”, pero el magistrado le pidió que esperara para poder hacer uso de la palabra. Finalmente, sus abogados defensores -Gustavo Durando y Javier Casco- le recomendaron que no declare y ya no dijo más nada.
Todo ocurrió durante el mediodía de este jueves en los tribunales locales, en lo que iba ser ser sólo un trámite. Cano interrumpió a Carolina Walker, la abogada que representa los intereses de la familia de la maestra asesinada. Ella estaba planteando al juez, entre otras cosas, la necesidad de tener en el proceso los testimonios de compañeros de trabajo de Vanesa y también de ex funcionarios de la cartera educativa: Juan Cruz Giménez, quien estaba al frente de la Regional; Oscar Di Paolo, ex secretario; y hasta la propia Claudia Balagué, la ex ministra.
Con respecto a este punto, las fiscales del caso, las doctoras Cristina Ferraro y Barbara Ilera se opusieron.
“Lo que dijo Cano confirma nuestra teoría desde el minuto 0. A Vanesa la mandaron a matar. Por decir eso nos trataron de locas, de irresponsables, pero ahora el que lo dice es el propio imputado. Creemos fundamental que declaren los ex funcionarios del Ministerio, más todavía después de lo que dijo el imputado”, manifestó la doctora Walker.
La abogada también expresó el temor que tiene la familia de que la fiscalía y la defensa intenten “apurar” un juicio abreviado. “Necesitamos llegar al fondo de todo esto, que se conozca toda la verdad que rodea al caso”, disparó.
Las fiscales del caso ya adelantaron que solicitarán la pena de prisión perpetua para el acusado.
A Cano se le atribuye la autoría del delito de “homicidio calificado (por alevosía, por ensañamiento y por mediar violencia de género)” en perjuicio de Castillo. También se lo acusa de ser autor de los delitos de “amenazas calificadas y agresión con toda arma” en perjuicio de dos hombres que estaban en inmediaciones del lugar en el que fue cometido el crimen, y “atentado a la autoridad” en perjuicio de un policía que lo aprehendió.
Además, las funcionarias del MPA solicitarán la declaración de reincidencia del acusado, debido a que registra dos condenas por delitos contra la propiedad impuestas en el sistema procesal anterior.
“La muerte de Castillo es un caso de femicidio no íntimo”, explicaron las fiscales y añadieron que “se denomina así a los homicidios cometidos por un hombre en perjuicio de una mujer en un contexto de violencia de género, aún cuando no hubiera vínculo personal entre ellos”.
Vanesa era una maestra comprometida con su trabajo. La “seño”, abrazaba a sus alumnos, describió una mamá en su funeral. Posiblemente, esto terminó costándole la vida. Es que su familia sostiene que su muerte está vinculada con una denuncia de abuso sexual que ella en persona presentó por la violación intrafamiliar de una de sus alumnitas que terminó embarazada. El entorno de la víctima asegura que las autoridades de la escuela y también del ministerio la dejaron sola en ese momento.
La maestra fue asesinada al mediodía, cuando salía del establecimiento educativo. El criminal la esperó por horas afuera y la atacó cuando ella comenzaba a hacer marchar su moto. La aferró del cuello, por detrás, y le clavó repetidas veces una larga chuza en la espalda y el cuello.
Cuando llegó al Hospital Cullen, ya había perdido demasiada sangre. Los médicos no pudieron hacer nada para salvarla. Cano fue arrestado minutos después, en su propia casa, en la misma manzana de la escuela.