María Josefa Bonazza, de 79 años, se encuentra recuperándose en la sala del Hospital Fossati de Balcarce después de haber sido rescatada con vida de los escombros del derrumbe del Hotel Dubrovnik en Villa Gesell.
Se trata de María Josefa Bonazza quien utilizó la señal de S.O.S. y técnicas para poder respirar hasta ser rescatada.
María Josefa Bonazza, de 79 años, se encuentra recuperándose en la sala del Hospital Fossati de Balcarce después de haber sido rescatada con vida de los escombros del derrumbe del Hotel Dubrovnik en Villa Gesell.
Su historia de supervivencia, marcada por la audacia y la valentía, tienen protagonistas inesperados: el código Morse y el yoga.
Tras quedar atrapada entre los escombros, con las piernas aprisionadas y sin poder ver nada, María comenzó a palpar el entorno con su mano izquierda. Fue en ese momento que encontró una piedra, y con ella empezó a golpear en un patrón repetitivo: "ta ta ta... taaa taaa taaa... ta ta ta".
El sonido era el de un mensaje de socorro, el famoso S.O.S en código Morse, utilizado internacionalmente para pedir ayuda en situaciones de emergencia.
"Le pregunté a Mariano, el bombero que me hablaba, y me dijo que me habían encontrado por eso", cuenta María, todavía sorprendida por la efectividad de la técnica.
"Todo el mundo lo tiene que saber, hay universitarios que no saben ni lo que es, y te puede salvar la vida", afirma con determinación, haciendo hincapié en la importancia de este conocimiento básico que, en su caso, fue crucial para alertar a los rescatistas y darles una pista de su ubicación entre los escombros.
Pero el uso del código Morse no fue la única estrategia que María utilizó para mantenerse con vida. A lo largo de las horas de angustia y dolor, también recurrió a técnicas de relajación que había aprendido a través de años de práctica de yoga.
Su mente se mantuvo clara y tranquila en todo momento, lo que le permitió tomar decisiones rápidas y eficaces para sobrevivir hasta el rescate.
A pesar de la oscuridad y la desesperación de la situación, María sabía que no estaba sola. Junto a ella, atrapado también entre los escombros, estaba su esposo, Federico Ciocchini, de 84 años, un reconocido artista plástico de Balcarce que se convirtió en la primera víctima fatal del derrumbe.
"No sufrió mucho porque fue instantáneo, no sentí una respiración agónica que me dijera que estaba sufriendo. Yo le hablaba: 'Tesoro', fue un derrumbe, ya nos van a venir a rescatar", recuerda María, con una serenidad que refleja la fortaleza con la que afrontó el momento más crítico de su vida.
Afortunadamente, los esfuerzos de los equipos de rescate, sumados a la determinación de María y su conocimiento del código Morse, permitieron que la mujer fuera localizada y rescatada con vida. Su historia conmocionó y puso de relieve la importancia de estar preparados para lo inesperado.
Hoy, mientras se recupera de sus lesiones, fracturas en el hombro izquierdo y en la muñeca derecha, María comparte su experiencia con el objetivo de inspirar a otros a aprender habilidades que, aunque poco comunes, pueden hacer la diferencia en situaciones extremas.
"Te puede salvar la vida", repite con énfasis, recordando la importancia de conocer técnicas simples pero efectivas, como el código Morse, que podrían ser la clave para sobrevivir en circunstancias impredecibles.
Conmovida por el trabajo de quienes lograron sacarla de entre las ruinas, la mujer expresó su gratitud: “Quiero agradecer la enorme tarea de los rescatistas, bomberos y todos aquellos que trabajaron en este difícil momento. Si bien no regresé con mi marido, de alguna manera, volví a casa”.
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