Joaquín Fidalgo | [email protected]
Un hombre mató a su ex mujer, a una hija de ella y su novio, a su ex cuñada y a su ex suegra. El asesino es un agente del Servicio Penitenciario, que luego se entregó a la policía.
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Mariela Noguera tenía 35 años, trabajaba en la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia y vivía en barrio Santa Lucía, más precisamente en calle Monseñor Zazpe al 4100. Luchaba por los derechos de las mujeres y trataba a diario de concientizarlas al respecto. Paradójicamente, era víctima de constantes maltratos de parte de su ex pareja, con quien tenía dos pequeños hijos. Él se llama Facundo Solís y hasta ayer era agente del Servicio Penitenciario.
Siempre fue muy violento, según cuentan los vecinos. Se habían separado pocos días atrás y ella había logrado una medida de distancia, que él no respetaba. La familia de Mariela -que había adelgazado 20 kilos en diez días- asegura que el hombre llegó a encerrarla en el baño, golpearla y torturarla. Ella estaba aterrada. La historia terminó de la peor manera, en horas de la siesta de ayer, con una masacre.
Solís llegó después de comer y retiró a sus hijos, un niño de 7 años y una niña de 3. Los llevó a casa de sus padres, cerca, en barrio Santa Rosa de Lima. Entonces, regresó. Estaba armado con su pistola, como siempre.
Premeditado
“Tenía todo planificado. Era guardiacárcel y andaba las 24 horas paseando con el arma. Tiraba tiros. Hacía locuras. A mi hermana le hacía las mil y una. Mariela era una laburante que trabajaba en Casa de Gobierno. Ella volvía del trabajo y él la estaba esperando para matarla. La asesinó a ella, a mi mamá, a mi otra hermana, a mi sobrina y su novio. Los mató como a perros”, escupió Alberto Noguera, detrás del cerco policial que protegía la escena del crimen.
Quíntuple homicidio en barrio Santa Lucia
“Mi otro hermano -agregó- se salvó porque le llegó tarde un mensaje del asesino, que lo citaba para las 15 en el lugar. Seguramente también lo quería ejecutar. Además, hirió a mi sobrino, que tiene 16 años, y trató de auxiliar a su madre. A él lo llevaron al Hospital Cullen, creo que lo iban a operar”.
Las víctimas fatales fueron identificadas como Mariela Noguera, Sonia Noguera (hermana), Carmen Loseco (madre), Ailén Soto (hija de Mariela, de 19 años) y el novio de esta última, del que sólo trascendió el nombre de pila, Joel, de 20 años.
Los cuerpos quedaron tendidos en tres domicilios distintos, lindantes entre sí. Aparentemente, todos murieron por un disparo en la cabeza. Además, en la balacera también resultó herido Franco Lescano, de 17 años, también hijo de Mariela.
Violento
Cristian García es más que un vecino de la familia de las víctimas. “Yo me crié con Mariela y con Cuqui (Carmen) en este barrio. Sus hijos, los más chicos, vivían en casa, porque ella trabajaba. Ella tomó la decisión de ir a la Justicia ya cansada de maltratos y golpes. Creyó que ahí iba a conseguir respaldo. La fiscalía hizo lo que correspondía, pero él violaba todas las medidas. Era un hombre transgresor de todas las leyes. Fue todo premeditado. Yo ya lo había escuchado amenazar. Era el modo de hablar de él: ‘te mato’, ‘te saco la cabeza’, ‘te pego diez tiros’. Practicaba boxeo, era extremadamente violento. Dentro de la escena del crimen había una cédula de citación para él”, puntualizó.
“Mató a cinco personas en tres domicilios distintos. Las ejecutó. A todos les dio uno o dos tiros en la cabeza. Yo era como un hermano de Mariela. Su madre, Cuqui, enviudó hace meses. Se trata de gente muy trabajadora, muy buena, luchadora. Gente que la rema desde hace años para tener bien su casita, para vivir”, se lamentó Cristian, que es policía de profesión.
“Él era violento con todos. Se creía superpoderoso porque portaba un arma. Amenazaba a todos. No lo iba a parar un juez, un fiscal o una comisaría. Mariela le tenía terror. Había adelgazado 20 kilos en diez días. Pensamos que estaba enferma, pero era por los nervios que tenía. Yo sabía que podía terminar mal todo esto, pero nunca imaginé que iba a ser de tal magnitud. Sabía que a ella la podía lastimar más”, aseguró.
Detenido
Luego de la matanza, Facundo Solís se atrincheró en lo que era su casa, donde había matado a su ex mujer, la hija de ella y su novio. Se atrincheró. Aseguró que tenía rehenes, pero finalmente se entregó cuando llegó al lugar un equipo táctico del Grupo de Operaciones Especiales de la URI. Portaba una pistola calibre 9 milímetros.
El caso está en manos del fiscal Gonzalo Iglesias, de la Unidad Especial del Ministerio Público de la Acusación, que cuenta con la colaboración de peritos de la Policía Científica y personal del Área de Homicidios de la PDI.
Seguramente el domingo se realizará la audiencia imputativa.
Denuncia
Desde el Ministerio Público de la Acusación se aclaró que hay constancia de una sola denuncia realizada por Mariela, el 3 de diciembre de este año. Ese día, la mujer se negó a instar la acción penal. Además, trascendió que ella habría negado en ese momento la existencia de denuncias previas.