Sesiona el Consejo General de Disciplina para dictaminar sobre el “caso Chirino”
Se lleva adelante en el Estado Mayor General de la fuerza. La postura de los señalados como responsables de la muerte del subteniente y lo que analizan las autoridades.
El subteniente Matías Chirino murió en circunstancias de una “bienvenida” al cuartel que serviría como primer destino de su naciente carrera militar.
El subteniente Matías Chirino murió en junio. Fue en circunstancias de una “bienvenida” al cuartel que serviría como primer destino de su naciente carrera militar. Eso disparó investigaciones judiciales y militares. En el último ámbito, se cargaron las tintas por desobediencia y abuso de autoridad contra nueve oficiales del Ejército que participaron de la cena que tuvo un trágico desenlace. En primera instancia, a nivel Brigada, se determinó la baja de ocho de ellos. Pero dicha determinación no quedó firme, al ser recusada por los causantes. Es decir, aún no hubo destitución efectiva. Será el máximo órgano de instrucción disciplinaria el encargado de validar, modificar o desestimar lo actuado hasta el momento.
Cuatro oficiales subalternos declaraban este martes en Azopardo 250 frente a una especie de tribunal militar. El mismo está encabezado por el general de División Diego López Blanco. Es la persona a la que el Jefe del Ejército delegó la responsabilidad de llevar adelante el acto. Está acompañado por los generales de Brigada Sergio Pucheta y Gustavo Garcés Luzuriaga. Son los hombres de mayor jerarquía de la fuerza.
Según trascendió, será un proceso que tendrá dos jornadas de exposición por parte de los acusados, algunos días para que el Consejo General evalúe la situación y un encuentro final para dictaminar lo resuelto. Las fuentes aseguran que, cualquiera sea la determinación resuelta, se les explicará punto por punto las causas que la motivan a los afectados. Todo se resolvería entre el viernes 4 y el 11 de noviembre, como fecha máxima.
Se mantendría lo dictado por el Consejo de primera instancia, a menos que los participantes de la “bienvenida” demuestren con hechos contundentes algo que haga virar el foco de responsabilidades. Por ahora, para las autoridades, en los recursos que han elevado no hay nada que no se haya considerado en las distintas audiencias ejecutadas en su momento.
Desde el entorno de los militares que serían destituidos señalan un fuerte malestar con lo instruido hasta ahora. Juran que el jefe y segundo Jefe del Grupo de Artillería donde todo ocurrió estaban al tanto de lo organizado y que “los entregaron atados de pies y manos”. Si bien reconocen que ellos son conscientes de la responsabilidad particular del evento y que deben dar un paso al costado de la institución, piden ecuanimidad en el reparto de acusaciones.
A partir de ello, varios reclaman que la primera instancia disciplinaria “solo tuvo en cuenta los testimonios de los compañeros de Chirino y de la Jefatura e ignoró todas las pruebas que entregamos para demostrar que no hubo desobediencia”.
De lo que consta en expedientes no todos tuvieron la misma “participación en la figura de abuso de autoridad durante los acontecimientos” y todos saben que “no hubo ninguna intención maliciosa hacia ninguno de los nuevos subtenientes, pese a que terminó en un fatal accidente que no estaba planeado en la idea de comer un asado”.
Allí manifiestan también un gran enojo con el Jefe del Ejército, general de División Guillermo Pereda, porque indican que “en varias ocasiones se refirió a nosotros como ‘asesinos’, por haber participado de una costumbre de la que la mayoría formó parte una o varias veces”. Agregan que el máximo referente militar del Ejército buscó “dar respuestas a la familia y al Ministerio como sea”.
Dicen que ahora confían que este nuevo Consejo, “sin la participación de Pereda”, pueda “llevar algo de coherencia a lo determinado hasta ahora, porque no puede ser que nos echen a casi todos y al jefe y segundo no les hagan nada más que cambiarlos de destino, siendo los responsables de todo lo que pasa en el cuartel”.
En ese punto, las autoridades señalan que “relevarlos es peor que darlos de baja o retirarlos, porque ya se condiciona totalmente su futuro militar”. También pedirán que la única oficial que participó del encuentro y no fue destituida en primera instancia sea dada de baja por este nivel, ya que aseguran que “no fue juzgada con igualdad”.
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