Por Gustavo Capeletti
Un hombre de 46 años terminó con su vida cuando la policía lo fue a detener. Estaba sindicado de dar muerte a Joaquín Tapari, cuyo cadáver fue hallado en un pozo ciego de la casa.
Por Gustavo Capeletti
Un sujeto identificado como Roberto Carlos Perrone se suicidó en horas de la siesta cuando una patrulla policial llegó hasta su morada para detenerlo por el crimen de Joaquín Tapari, de 48 años, que era intensamente buscado desde el 10 de junio pasado cuando desapareció de la faz de la tierra.
Al arribar la comisión policial a la vivienda ubicada en la zona rural de Malabrigo, Perrone pidió un momento para alistarse, ingresó a la morada y ante la demora en salir, los policías comenzaron a llamarlo.
Como no respondía, los agentes del orden entraron y dieron con un cuadro dramático: Perrone agonizaba, lanzando espuma blanca de su boca. Fue trasladado en forma urgente al hospital local donde falleció como consecuencia de haber ingerido veneno para matar loros.
La drástica determinación tuvo que ver con lo que, se da por sentado, fue su autoría material del asesinato de Tapari, que previamente había sido hallado muerto en un pozo ciego dentro del mismo predio, situado en zona sur del distrito.
La hipótesis más fuerte del móvil del crimen se centra en que Tapari habría relegado a Perrone del puesto ostentaba como un encargado de la casa de recuperación de adicciones denominada El Buen Samaritano. Perrone era nombrado en la investigación como la última persona que vio con vida a Tapari, antes de que pasara a revistar con paradero desconocido.
Rastrillajes
En los últimos días, la Agencia de Investigación Criminal (AIC) dependiente del Ministerio de Seguridad, de manera conjunta con elementos de la Policía provincial, habían efectuado diferentes rastrillajes para dar con el paradero de Tapari, que se ausentó de una casa de Rehabilitación el día jueves 10 de junio en horarios de la mañana para no volver a aparecer.
La causa por “Paradero” que llevaba adelante la fiscalía del Dr Juan Marichal de la Región IV de Reconquista, que se inició por una denuncia de los primeros días del mes de junio, tenía como objetivo encontrar a Tapari, un colaborador que desempeñaba labores en la Casa de Rehabilitación “El Buen Samaritano”, ubicada en Malabrigo.
La víctima, Joaquín Alberto Tapari, de 48 años, era oriundo de Entre Ríos y transitaba su segundo periodo de rehabilitación de las drogas. Era de contextura robusta, 1,70 mts aproximadamente, de tez morena, color de pelo negro lacio corto y ojos marrones. Sus restos, en avanzado estado de descomposición, fueron encontrados en un pozo negro del campo donde era encargado el victimario. En la jornada del miércoles se les practicará la autopsia a ambos.