El 13 de octubre de 1972 no pasará desapercibido en la historia política reciente de Santa Fe. Sobre el mediodía de esa jornada, dos bombas explotaron en el edificio del Club del Orden, ubicado en pleno centro de la ciudad capital.
Cuatro sujetos se presentaron en el lugar, sacaron a los empleados y colocaron sendos explosivos. Se destruyó el 75% del inmueble. Huyeron en un auto robado y no fueron identificados. En el interior apareció pintado “FAP Perón Vuelve”.
El 13 de octubre de 1972 no pasará desapercibido en la historia política reciente de Santa Fe. Sobre el mediodía de esa jornada, dos bombas explotaron en el edificio del Club del Orden, ubicado en pleno centro de la ciudad capital.
“Un grupo subversivo voló hoy el Club del Orden”, tituló El Litoral aquel día y contó con lujos de detalles cómo se sucedieron los hechos. Alrededor de las 12.45 la tranquilidad de la peatonal santafesina se vio impactada por las fuertes detonaciones en la esquina de Juan de Garay y San Martín, antiguamente llamada “Comercio”.
La crónica periodística dio cuenta que en ese momento en el lugar había cuatro empleados de la institución cuando fueron sorprendidos por cuatro sujetos armados quienes “los invitaron a salir” porque iban a volar el edificio. Dos de los individuos portaban consigo una caja similar a una de zapatos.
“La acción fue tan rápida que no hubo tiempo de adoptar actitud alguna, y mientras los empleados abandonaban el local los extremistas procedieron a unir ambas cajas con un cable, colocándolas en la parte de atrás del club, sobre calle Juan de Garay”, detalla el artículo.
En cuestión de segundos el plan de los terroristas estaba en marcha. “Los empleados que salieron a la puerta habían dado aviso al comando radioeléctrico, pero cuando llegó el personal ya se habían producido dos tremendas explosiones, en tanto los autores del hecho se habían alejado en un Valiant, color claro”, describió El Litoral hace 50 años.
En ese sentido, el diario señaló que “la onda expansiva derrumbó los techos, haciendo volar las paredes, en tanto los muebles, vidrios y demás efectos que había en el interior del local quedaron hechos añicos”.
El hecho rápidamente generó conmoción en la peatonal santafesina y el lugar se llenó de curiosos al tiempo que arribaban los altos mandos de la policía local. Para ese entonces, las fuerzas de seguridad procuraban dar con el paradero del auto y desplegaban una suerte de operativo “cerrojo” en distintos puntos de la ciudad.
Entre los escombros del edificio, quedaron “ilesos” algunos de los valiosos cuadros que la institución poseía en el lugar. También la policía encontró una pintada en una de las paredes que “aguantó” el impacto: “FAP, Perón vuelve”.
Ese grafiti, movilizó a la policía a “ adoptar una serie de medidas en procura de algunos elementos sindicados como presuntos integrantes de ese movimiento (Fuerzas Armadas Peronistas)”, señaló El Litoral.
En ese sentido, la crónica daba a conocer que “a poco de ocurrido el suceso, en el puente Colgante, en la cabeza de salida a la ruta 168 fue encontrado un cartelón, desplegado, donde las "FAP" se adjudica el atentado”.
Al día siguiente, El Litoral continuó informando sobre lo sucedido en pleno centro santafesino. “No fueron identificados los autores del atentado al Club del Orden”, tituló el vespertino.
En el artículo se explicó que las fuerzas de seguridad no pudieron dar con el rastro de los cuatro responsables del acto terrorista. Pero sí encontraron el vehículo con el que se movilizaron.
“Los cuatro jóvenes actuaron con pelucas y maquillados. En cuanto al automóvil utilizado para darse a la fuga, estiman las autoridades que es el que luego fue quemado en calle Catamarca entre 25 de Mayo y Rivadavia”, detalló El Litoral.
Al mismo tiempo, la publicación daba cuenta que “el coche fue robado el 8 del corriente (octubre) de un garaje de la ciudad de Rosario y no se justifica el intento de destruirlo sin haberlo empleado en un hecho delictivo. Precisamente habría sido incendiado, a juicio de la policía, para impedir recoger alguna impresión digital de los ocupantes”.
Herida
Los graves incidentes dejaron el 75 por ciento del edificio destruido y una mujer herida. “Los vidrios y trozos de ventanas fueron despedidos por toda la zona de la plazoleta de enfrente y cuando el estallido una joven corrió grave riesgo”, explicó El Litoral. El vespertino describió que una mujer de 21 años solo “sufrió pequeñas lesiones provocadas con vidrios sueltos expandidos por doquier, situación ésta que no impidió que socorriera a una mujer que resultó con escoriaciones”.
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