Lo que parecía ser un fin de semana igual a todos los demás, puso “patas para arriba” la redacción del Diario El Litoral, sobre todo a los periodistas dedicados a temas policiales. Fue el caso de José Luis Pagés, que en aquella tarde de invierno, informaba a los santafesinos: “La primera función de la obra teatral ‘Eva y Victoria’, cuyas protagonistas son China Zorrilla y Luisina Brando, debió ser suspendida por una amenaza de bomba”.
Un llamado telefónico anónimo efectuado al teatro ocasionó que en plena función, de la pieza dirigida por Oscar Barney Finn, la sala sea evacuada y revisadas las instalaciones por personal policial. Cuando transcurría aproximadamente la mitad de la representación teatral, las luces del escenario se apagaron totalmente e inmediatamente todas las de la Sala Mayor se encendieron.
En ese preciso momento, la actriz China Zorrilla se dirigió al público, pidió disculpas e informó a todos que ante una amenaza de bomba debían abandonar la sala. El público accedió amablemente al pedido de Zorrilla y la sala se llenó de murmullos. Algunos se adelantaron y otros, con más prudencia, esperaron mansamente para poder salir.
La reconocida actriz, en plena entrevista con este medio.
La Brigada de explosivos revisó tramo a tramo todo el teatro y comprobó que se trataba de una falsa alarma. Los espectadores regresaron a sus butacas y la función continuó sin más problemas.
Entre los invitados especiales se encontraban el ex Presidente de la Nación Raúl Alfonsín, el ex intendente Jorge Obeid y miembros del Concejo Municipal. También presenciaron la obra entre el público, otros políticos de gran referencia y presencia por aquellos años. Todos ellos convencionales constituyentes que se encontraban en nuestra ciudad reformando la Carta Magna de nuestro país en el Paraninfo de la Universidad Nacional del Litoral.
“Así no podemos vivir”, remató China Zorrilla al ser entrevista por el diario El Litoral en el Teatro Municipal. Con mucha tristeza y preocupación, la actriz repudió totalmente este tipo de episodios, calificándolo como el hecho más triste en toda su carrera. Parar la obra, bajarse del escenario y despejar la sala, fue una secuencia que respondía más al orden de la ficción que la propia obra de teatro protagonizada por la gran estrella China Zorrilla.
Extracto de la crónica que publicó El Litoral.
Una pesadilla
Aquel sábado 23 de julio por la noche se sintió real lo que fue una pesadilla. La razón de esta infame amenaza y el pánico que acechaba a la sociedad argentina tenía una razón de ser.
El 18 de julio de 1994, a las 9:53, la sociedad argentina atravesó uno de los trances más difíciles de su historia reciente. 85 muertos y 300 heridos arrojó el atentado internacional sufrido por quienes estaban ese día en la Asociación Mutual Israelita de Argentina. Desde ese día la investigación pasó por las manos de numerosos jueces y fiscales. Las irregularidades y controversias de la causa le merecieron al Estado Argentino una condena por parte de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Obeid, por aquel entonces intendente de Santa Fe, junto a Iparraguirre y Tejerina, concejales.
Unos días después, los santafesinos decidieron asistir a una obra de teatro llamada “Eva y Victoria”. La ciudad, singularmente ajetreada por la agenda que marcaba una Convención Nacional Constituyente recibió visitantes de manera persistente. Aquella noche de sábado, en el Teatro Municipal, entre sus butacas se encontraban muchos de los convencionales dispuestos a disfrutar de la obra teatral.
Quizás, esa salida al Teatro Municipal fue una manera de asimilar lo sucedido, o como se dice comúnmente “de parar un poco la pelota”. Allí, en la fila para ingresar, o una vez sentados en la butacas, el público comienza una conversación y las imágenes que fueron vistas en televisión se comentan entre quienes asistieron ese día al teatro. Se apagan las luces, solo quedan las del escenario, comienza la obra. Pero al rato, de manera imprevista, la magia del teatro se desvanece y fríamente, con carácter de urgente, se pidió al público que abandonara la sala por una amenaza de bomba. Una verdadera muestra de los signos del tiempo. Una experiencia que comenzaron a experimentar los santafesinos frente a un mundo que muchas veces se presenta en forma de riesgo e incertidumbre.
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