La tranquilidad de uno de los barrios más tradicionales de la ciudad de Santa Fe se vio totalmente convulsionada en el verano de 1955 cuando un hombre mató de seis tiros a una mujer, en el domicilio de ésta.
Un hombre mató a su cuñada de seis balazos en un domicilio de calle Balcarce. Tras el cruento hecho, se entregó en la comisaría.
La tranquilidad de uno de los barrios más tradicionales de la ciudad de Santa Fe se vio totalmente convulsionada en el verano de 1955 cuando un hombre mató de seis tiros a una mujer, en el domicilio de ésta.
La gravedad del hecho fue tratada con suma delicadeza por los diarios de la época. Tanto El Litoral como El Orden siguieron de cerca el caso. “De seis balazos un hombre dio muerte hoy a su cuñada”, tituló el vespertino el 10 de marzo del citado año.
Sobre el cierre de la edición de aquella jornada, El Litoral daba cuenta de lo sucedido en barrio Candioti, en una vivienda ubicada en la zona de Balcarce 1.700. “Se originó alrededor del mediodía de hoy un serio desorden, cuyo desenlace derivó en una tragedia”, arrancaba la crónica policial publicada por el diario.
En el desarrollo de la nota, se hace mención que un comerciante de la capital provincial, cuyas iniciales eran HLS de 50 años irrumpió en el citado inmueble alrededor de las 11. En el lugar, estaban los dueños de casa, familiares cercanos del individuo que apareció de sorpresa.
La crónica además aclara que el hombre estaba distanciado de su esposa, quien en realidad mantenía un vínculo de sangre con los propietarios de la vivienda de calle Balcarce. “Después de protagonizar un desorden, se alejó de la finca y en seguida lo hizo el dueño de casa con el propósito de dejar constancia de lo sucedido ante las autoridades policiales”, relataba el artículo de El Litoral.
Y seguía la crónica: “El individuo, que según parece se hallaba bajo los efectos de una fuerte excitación nerviosa, volvió a la casa, destrozando un cristal. La señora que se encontraba sola, se encerró en el baño, pero el hombre volvió a romper la puerta del toilette y sin mediar palabras le descerrajó varios balazos hiriéndola en el tórax y la cabeza”.
En la continuidad del relato, el vespertino daba cuenta que el sujeto en cuestión se entregó por sus propios medios a la policía. “El titular de la seccional concurrió a la vivienda donde halló a la dueña de casa sin vida y a pocos metros cinco cápsulas vacías pertenecientes al revólver del agresor, quien al parecer las dejó caer después de consumado el hecho”, contó El Litoral
Por la gravedad del hecho, acudieron al lugar el juez de instrucción, su secretario, el comisario del distrito y el de Órdenes.
También informó el vespertino santafesino que el asesino se entregó. “El homicida salió a la calle y se trasladó a la seccional donde contó lo sucedido e hizo entrega de un revólver 44 con una cápsula vacía que dijo había utilizado para dar muerte a su cuñada”.
Y cerró la crónica policial de El Litoral: “El juez instructor hasta esta tarde no había tomado declaración indagatoria al individuo por hallarse bajo los efectos de una fuerte crisis nerviosa. Además, dispuso que se practique la autopsia del cadáver, diligencias que cumplen los médicos de policía y forense”.
Cinco días después el homicida declaró ante la Justicia provincial. Así lo destacó El Litoral en sus páginas del martes 15 de marzo del ‘55. Sin muchas pistas sobre lo ocurrido, el breve artículo mencionaba que el hombre se presentó en el juzgado y fue indagado.