Viernes 15.9.2023
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La historia de Santa Fe es inseparable de los hechos de su puerto, la relación con el río es constitutiva de la identidad urbana. En época colonial, a raíz de la amenaza de su extinción por su irrelevancia en el tránsito de bienes, Santa Fe fue declarada puerto preciso en el siglo XVII. Luego, la ciudad y el puerto tomaron nuevo impulso en el siglo XIX.
La provincia de Santa Fe, tras el proceso de organización nacional de 1853, había iniciado un crecimiento gradual y a la vez, muy importante. En 1883, exportó la mayor cantidad de trigo del país, producido por las colonias agrícolas que expandieron hacia el oeste la frontera productiva de la provincia. Sin embargo, el antiguo puerto interno era de muy bajo calado y no podía recibir grandes embarcaciones. Por esos años, el puerto de Colastiné, cercano al río Paraná, constituyó una alternativa fluvial muy importante hasta la creación del nuevo puerto de ultramar, en el corazón de la ciudad.
En octubre de 1904, en un ambiente de júbilo general, se colocaba la piedra fundamental del actual puerto de Ultramar. El primer buque ingresó el 1 de enero de 1911, y dio inicio a un incesante tránsito de buques ultramarinos y embarcaciones de cabotaje; hasta alcanzar en 1929 el máximo movimiento de su historia, más de 2 millones de toneladas.
Una de las fotos que pudo obtener El Litoral del accidente.Entre tantas historias portuarias, aparece una que surge del archivo del diario El Litoral, un accidente de graves proporciones que se produjo en 1966. El petrolero de bandera argentina “Presidente Figueroa Alcorta” y el buque liberiano “Sea Urchin” de 4,370 toneladas de desplazamiento, y que llevaba 7000 toneladas de maíz a puertos de Italia, tuvieron un encuentro violento.
Por aquellos días, la ciudad y la zona de la costa sufrían una masiva inundación, el nivel del río Paraná crecía día a día. El 8 de marzo de 1966 la altura en el puerto local fue de 6,32 metros, al día siguiente llegó a 6,45 metros, por lo que se comenzó a evacuar la población costera. El río no paraba de crecer hasta que tocó el pico de 6,94 metros el 16 de marzo.
Imágenes y reportaje del incidente en aguas del puerto.En ese contexto, tuvo lugar el desdichado accidente en la boca de salida del canal de derivación norte, frente al barrio de Alto Verde.
La impetuosa corriente determinó las condiciones necesarias para el desastre. La nave liberiana, que era arrastrada por un remolcador, perdió la trayectoria calculada y embistió con la proa al petrolero argentino. Este último, navegaba en sentido contrario con la finalidad de amarrar en los muelles de la planta de YPF en el puerto local. Luego de la colisión, el “Sea Urchin” con la proa empotrada en el casco del petrolero, fue arrastrado por la corriente y terminó su deriva cruzando el canal y obstruyendo la vía fluvial.
La versión del capitán Edgardo Verdosci, italiano de 37 años, ante las preguntas de Subprefectura nacional fueron: “Me encontré con el Figueroa Alcorta casi de frente, venía a marcha rápida y no se detuvo ante la proximidad del otro buque. Di orden de dar marcha atrás, a toda máquina, pero la fuerza de la corriente del río me hizo seguir y embestir al petrolero argentino”.
El buque Figueroa Alcorta, semihundido.Cobertura
Al día siguiente, los periodistas del diario El Litoral, suben a la balsa con dirección al buque argentino. Una vez que abordaron el “Figueroa Alcorta” entrevistaron a su capitán, Gisfredo Galiano, quien les cuenta que el buque a su mando fue botado en 1937 y construido en astilleros nacionales, relata la colisión diciendo que: “El barco extranjero que viajaba en sentido contrario, cedido por la fuerza de la correntada, desvió totalmente sin rumbo para ir a embestirnos en la proa, por donde penetró el agua hacia una bodega vacía sin afectar las 2500 toneladas de fuel oil”.
Ese mismo día, el remolcador del puerto local conocido por todos como “tronador”, inició las operaciones para llevar una de las anclas del “Sea Urchin” aguas arriba, para una vez afirmada en el lecho del río, con el auxilio de las máquinas del buque, tirar y tratar de hacerlo salir de la difícil situación en la que se encontraba atravesado en el canal, cuyo curso cubre totalmente, impidiendo la navegación de embarcaciones menores.
La cobertura completa en las páginas del diario.El colosal infortunio produjo contratiempos significativos para el tránsito con la vecina ciudad de Paraná. La inundación de 1966 había anegado completamente la ruta 168, por lo que las balsas que salían del puerto local se habían convertido en el único medio disponible para unir ambas ciudades. Fue menester entonces esperar la restitución de la funcionalidad del canal para volver a conectar con la región mesopotámica.