Un verdadero milagro ocurrió 90 años atrás en la ciudad de Santa Fe cuando un accidente aéreo no registró víctimas fatales. Sucedió en el verano de 1933 con una aeronave militar que despegó desde la base de la ciudad de Paraná.
Ocurrió en febrero de 1933 cuando una aeronave que partió de la base aérea de Paraná cayó en cercanías del río Salado.
Un verdadero milagro ocurrió 90 años atrás en la ciudad de Santa Fe cuando un accidente aéreo no registró víctimas fatales. Sucedió en el verano de 1933 con una aeronave militar que despegó desde la base de la ciudad de Paraná.
Por la gravedad de lo ocurrido, la prensa santafesina de aquellos tiempos brindó una amplia cobertura. Los diarios El Litoral, El Orden y Santa Fe se hicieron eco del hecho de características asombrosas para el caluroso verano en la capital de la provincia.
“Ocurrió esta mañana un accidente leve de aviación”, tituló El Litoral. “Un avión militar cayó en las proximidades del Salado”, publicó El Orden. Por su parte, el “Santa Fe” puso entre sus páginas: “Un accidente de aviación ocurrió ayer en esta ciudad”.
La mañana del jueves 16 de febrero vecinos del oeste de la ciudad se sorprendieron por la presencia de un avión militar en el cielo santafesino. El Litoral dio cuenta que se trataba de un “Avro” número 40. “Descendió en los terrenos adyacentes al río Salado, cerca del camino carretero que conduce a Santo Tomé. Los tripulantes revisaron y repararon un desperfecto en el motor, mientras tanto llegaban al lugar numerosos vecinos, oficiales del Regimiento 12 y la policía”, destacó el vespertino.
Tras media hora, los pilotos despegaron el avión pero los problemas en el motor continuaron y debieron bajar a tierra nuevamente. Mientras realizaban las maniobras pertinentes y se encontraban entre 10 y 20 metros de altura, la aeronave perdió velocidad y se desplomó. “Cayó de costado y corrió unos metros sobre el tren de aterrizaje”, sumaba información el vespertino.
En otro fragmento de la citada crónica, se puntualizó sobre el estado de salud de quienes viajaban y cómo quedó el avión. “Sufrió destrozos en la hélice, la cabina del piloto y el tren de aterrizaje. El mayor Anibal Barros (piloto) no sufrió lesiones; su acompañante, el teniente Pablo Passio sufrió escoriaciones en el brazo y pierna derecha y una lesión en el tobillo de la misma extremidad”, aportó El Litoral.
Mientras ocurría lo anteriormente relatado, la prensa daba cuenta de la presencia de vecinos curiosos que llegaron hasta el lugar mientras otra aeronave se disponía a aterrizar para “rescatar” a los accidentados.
El Orden describió la situación de la siguiente manera: “Mientras numeroso público rodeaba el avión destrozado, otro aparato trataba de aterrizar. No logró hacerlo fracasando en varias tentativas por imprudencia del público, que corría hacia el lugar donde debía descender, obligándole a tomar vuelo nuevamente. Por último, en la imposibilidad absoluta de bajar, para no atropellar a media docena de tontos, debió ir a buscar tierra sobre la costa del Salado, a unas cuarenta cuadras de distancia”.
Por su parte, El Litoral remarcó: “Comunicado el suceso a la base aérea de Paraná, vino el avión Breguet No. 17, trayendo un mecánico que se encargará de desarmar el ‘Avro’ para conducirlo a Buenos Aires o a Córdoba a los fines de su reparación”.
En última instancia, el vespertino lanzó dos datos relevantes. Por un lado, que se trató del primer accidente de un avión militar en la ciudad de Santa Fe y, por otro, le quitó importancia al suceso. “Se trató de lo que suele llamarse un ‘porrazo’”, publicó. Pese a ello, el hecho conmocionó a la capital de la provincia y despertó la curiosidad de los vecinos.