“Si bien somos responsables toda la sociedad, existen organismos que deben hacerse cargo de estas situaciones” expresó al jueza Rosana Carrara durante la resolución en la que ordenó la libertad con alternativas de Florencia María Esther B. y Miguel Eduardo I., imputados por el abandono de persona de su beba de 11 meses, que falleció en Santo Tomé el lunes 13 de enero.
“La Municipalidad no tenía conocimiento de la situación de esta familia, y no intervino porque nadie denunció, pese a que hace meses que la madre -junto a sus hijos- pedían en la plaza Grande (plaza Libertad), a cuadras de la Municipalidad” remarcó el representante del Servicio Público Provincial de la Defensa Penal (Sppdp) Mario Guedes. “La pareja estaba en una situación de pobreza crónica, de suma vulnerabilidad” pero a pesar de esto “siempre se notó la preocupación por su hija, por eso -la madre- la entregó, porque no podía alimentarla”.
Para el abogado, la muerte de la pequeña Xiomara no es responsabilidad de sus padres, sino que ante estos casos “el Estado tiene que actuar, y si no lo hace, el Estado es responsable”. Por esto, además de ordenar la libertad de los imputados, la jueza Carrara dispuso que la pareja fije domicilio, se presente cada 15 días a la comisaría más cercana -subcomisaria 15° de la Unidad Regional 1-, y se someta a un tratamiento de desintoxicación. También, resolvió oficiar a la Secretaría de Salud, Medio Ambiente y Acción Social de Santo Tomé para que realice un seguimiento al grupo familiar, que actualmente está compuesto sólo por la pareja, ya que sus tres hijos (de 2, 5 y 9 años) se encuentran bajo el cuidado de la Secretaría de la Niñez.
El fiscal Martín Torres, que solicitó la prisión preventiva de los acusados, dio a conocer detalles macabros alrededor de la muerte de la pequeña. Con 11 meses pesaba casi 5 kilos 400g “prácticamente la mitad del peso que debería haber tenido” y medía 55 cm, cuando según la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo normal para su edad sería que tuviera un peso de 9 kilos y medio y midiera 74 cm.
Además, la autopsia reveló que Xiomara tenía excoriaciones en al zona lumbar, y lesiones tipo sacabocado en la cabeza y detrás de sus orejas. Cuando el personal policial revisó la vivienda de la familia, encontró ratas.
La pequeña tenía cocaína en su sistema, y según lo declarado por una vecina, “no le daban de comer porque usaban la plata para comprar drogas. Los (hijos) más grandes salían a pedir, pero la bebé no tuvo esa suerte”.
La familia, compuesta por la pareja y sus cuatro hijos, vivía en una precaria vivienda del barrio Costa Azul, de Santo Tomé. No tenían trabajo y se pasaban horas pidiendo limosna a la vista de todos, en la esquina sureste de las calles Obispo Gelabert y 25 de Mayo, donde está el banco de Santa Fe y la Iglesia Inmaculada, frente a la plaza Libertad. El último domingo, la madre de la pequeña, la entregó a una mujer para que la alimentara y ésta se la llevó a su casa.
Al día siguiente, Xiomara sufrió una descompensación y la mujer la llevó a un sanatorio privado para que le brindaran asistencia. Según se pudo conocer, la niña llegó con débiles signos vitales al centro de salud privado, lo que derivó en su fallecimiento. Como consecuencia, los médicos hicieron la denuncia judicial que derivó en el pedido fiscal para la realización de la autopsia. En las primeras horas, intervino el fiscal de Homicidios, Andrés Marchi, quien ordenó identificar a los padres de la menor y los puso bajo arresto. “Son dos situaciones que se deben analizar”, explicó el Dr. Marchi el martes al ser abordado por periodistas en tribunales. Por un lado, “el fallecimiento” pero también “el cuadro que presentaba la niña al ser abordada por el médico”.