Una mujer y su madre resultaron lesionadas tras ser sorprendidas por un motochorro que, para robarle una cartera y un bolso, las revolcó en plena calle en barrio Sargento Cabral.
Las víctimas tienen 63 y 92 años. Resultaron con lesiones en distintas partes del cuerpo.
Una mujer y su madre resultaron lesionadas tras ser sorprendidas por un motochorro que, para robarle una cartera y un bolso, las revolcó en plena calle en barrio Sargento Cabral.
Todo sucedió al mediodía del domingo cuando Elsa Splendiani (63) caminaba junto a su madre, Teodora (92) en dirección a la casa de un familiar con el que pensaban almorzar.
Las mujeres iban por Marcial Candioti cuando, poco antes de llegar a Quintana, ocurrió lo peor. De repente apareció una moto que conducía una mujer y que llevaba com acompañante a un hombre, el que cubría su rostro con un barbijo.
Fue éste último quien se bajó de la moto e inició un brutal ataque contra las mujeres. El rufián apareció por detrás de las víctimas y de un empujón hizo que la anciana cayera pesadamente contra el suelo.
Por su parte la otra mujer resistió el robo de su bolso y comenzó a forcejear, hasta que finalmente el delincuente se salió con la suya y escapó a la carrera.
“Mi abuela por su edad es una persona que no sale nunca, no va a ningún lado. Su única salida es el domingo que viene a comer a mi casa”, narró Federico Schnell, quien es hijo y nieto de las mujeres asaltadas, en diálogo con El Litoral.
Respecto a las heridas que les dejó el asalto, el joven narró que “mi madre quedó con moretones en todo el cuerpo a raíz del forcejeo y mi abuela tiene un hematoma grande en un ojo”.
“Pero lo peor no es lo físico sino el daño psicológico. Mi abuela quedó con una profunda angustia. No entiende cómo se puede golpear a una persona de su edad. Eso no forma parte de su mundo. Tuve que explicarle que el mundo hoy no es como ella lo tenía”, reveló.
“Yo me crié jugando en la vereda, a la pelota en la calle o en la plaza con mis amigos. Pero hoy eso no existe. Yo a mi hijo de 8 años lo tengo que acompañar a todos lados, no puede andar solo porque seguro que algo le roban”, se quejó.
“Y no es una cuestión del barrio. Lo que yo veo es que esto empeora cada vez más. No hay una política de Estado contra la inseguridad. Los hechos siguen pasando y nada cambia”, agregó.
“En Inglaterra se logró bajar el índice de robos tipo motochorros. No sé qué medidas tomaron. Pero lo hicieron, y eso significa que es posible. En cambio acá no se hace nada”, sentenció.
Por último sostuvo que “si uno piensa en el futuro, el panorama es oscuro. Vemos como saquean las escuelas, asaltan a familias, revuelcan a mujeres en la calle y el Estado sigue ausente. Es como que miran para otro lado”, cerró.