"Matalo, que los muertos no hablan" arengaba a su cómplice, que acuchillaba a un joven de 19 años en una cuneta. Por la tentativa de homicidio, aceptó un juicio abreviado en el que acordó 4 años y medio de prisión.
Lo abordaron entre dos, lo acuchillaron y cuando el adolescente logró escapar aprovecharon el momento para robarle la moto, que había quedado tirada en el camino.
"Matalo, que los muertos no hablan" arengaba a su cómplice, que acuchillaba a un joven de 19 años en una cuneta. Por la tentativa de homicidio, aceptó un juicio abreviado en el que acordó 4 años y medio de prisión.
La fiscal Ana Laura presentó este miércoles, junto a los abogados particulares Héctor Acuña e Iván Carrión, un escrito en el que Miguel Ángel Pereyra (33) se responsabilizó por los hechos que protagonizó el 20 de octubre en la zona rural cerca de Laguna Paiva. El juez penal Gustavo Urdiales admitió el mismo, y condenó al albañil a 4 años y 6 meses de prisión, como coautor de los delitos de tentativa de homicidio" y el "hurto calificado de vehículo dejado en la vía pública" de la moto en la que se trasladaba la víctima.
Pereyra permanecía en prisión preventiva desde el 16 de enero, según lo ordenado oportunamente por el juez Jorge Patrizi. La víctima, un joven de 19 años, fue apuñalado en el pecho, el cuello y la espalda. Uno de los puntazos le perforó un pulmón, y debió permanecer conectado a un respirador artificial en el Hospital José María Cullen, y afortunadamente se recuperó.
Por una mujer
La tarde del 20 de octubre de 2019, pasadas las 16, la víctima se trasladaba en la Motomel Blitz que su hermana le había prestado para ir a pescar. Transitaba por zona rural cuando, a la altura del puente del Km 45 en dirección a Laguna Paiva, se percató de que dos conocidos le hacían señas para que pare. Continuó su trayecto pero se le acercaron y patearon la moto para tirarlo.
Se trataba de Alexis Jonathan Daniel Perezlindo y Miguel Ángel Pereyra. El primero lo insultó y comenzó una discusión en torno de una mujer, pero la violencia escaló rápidamente cuando Perezlindo sacó una cuchilla. "Me pegó un puntazo en el pecho -y después- me tiró a la cuneta mientras Pereyra me apuntaba con un revólver", y "me decía que no me mueva".
También le gritaba a su compañero, instigándolo a "que me mate, que los muertos no hablan".
Acto seguido, Perezlindo "se tiró a la cuneta y me trató de cortar el cuello. Yo le pude correr la mano y salí corriendo, pero me clavó la cuchilla en la espalda". Aún así, la víctima continuó su huida, saltó la alcantarilla mientras "con la remera que tenía en la mano me hacía presión en el pecho". Ya sin fuerzas, pudo saltar la tranquera de una estancia mientras gritaba en busca de ayuda y logró despertar al cuidador.
"¡Se desangra!"
El hombre, alarmado porque los perros estaban "ladrando desesperados" mientras alguien gritaba, salió de la vivienda y se encontró con el joven de rodillas, pidiendo auxilio. "Me decía permanentemente que no lo deje morir, que lo ayude". Como pudo subió al chico a una moto para llevarlo a la comisaría, "sangraba mucho, con una mano me abrazaba y con la otra se iba sosteniendo con un trapo" la herida del pecho.
Al arribar a la Comisaría 13 de Laguna Paiva, el conductor comenzó a vociferar: "¡Se desangra, ayúdenme, se desangra!". La víctima cayó al piso, incapaz de sostenerse, y contó lo sucedido al personal policial, incluyendo los nombres de sus atacantes. Luego, fue trasladado al Samco local y desde allí al Hospital Cullen.
Perezlindo fue imputado y condenado a través de un juicio abreviado. Actualmente, se encuentra cumpliendo su pena. Pereyra "conoció desde un primer momento la orden de detención que pesaba en su contra" y se mantuvo prófugo durante un año y tres meses. Fue finalmente condenado este miércoles.